Hervé Falciani lleva varios años comprometido en una guerra particular contra uno de los bancos más antiguos y poderosos del mundo, el The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC), en el que estuvo trabajando más de siete años. Su objetivo ha sido poner al descubierto el papel del banco en las operaciones de evasión de impuestos de las grandes empresas a través de los paraísos fiscales. Poco a poco ha ido cerrando el círculo de sus indagaciones y ahora concentra sus energías en lograr una nueva ley que proteja a los “whistleblower”, las personas que hacen sonar la alarma o denuncian las ilegalidades que se han producido en un banco, una empresa o la Administración pública.
La entrevista fue realizada en París por el director de Alternativas Económicas, Andreu Missé, para el número de enero de la revista, pocas semanas antes de que una investigación periodística internacional sobre los datos de la llamada Lista Falciani haya sacado a la luz la implicación de empresarios como el fallecido banquero Emilio Botín, deportistas como Fernando Alonso, dirigentes como el rey de Marruecos Mohamed VI o cantantes como Tina Turner.
Usted tiene un conocimiento muy directo de cómo funcionan los bancos en los paraísos fiscales. La reciente investigación realizada por Gabriel Zucman estima que el patrimonio financiero de los paraísos fiscales es de unos 5.800 millones de euros, que representa el 8% del patrimonio financiero mundial de las familias. ¿Encajan estas cifras con sus indagaciones?
Estas cifras indican lo mínimo de lo que realmente se evade. Están basadas en los datos oficiales de los propios bancos. Pero estas cifras no tienen en cuenta, por ejemplo, ni los diamantes, ni los bonos al portador, que son mucho más difíciles de controlar.
¿Existe una estimación de esta parte no declarada de dinero opaco que se mueve en el mundo de los paraísos fiscales?
Creo que puede ser un tercio de lo declarado. Una buena referencia es ver lo que ocurre en los puertos francos, donde entre un tercio y la mitad de lo que allí se mueve es economía opaca.
Usted localizó 130.000 cuentas cifradas en el banco HSBC. Pero este banco es sólo uno de los diez mayores que operan en Suiza. ¿Se puede tener una idea del volumen de dinero opaco que hay en el mundo?
En Suiza hay unos 500 bancos privados, y los diez más importantes tienen el 50% de los fondos. El dinero de las cuentas secretas en los centros offshore (paraísos fiscales) representa más del 60% de la deuda externa mundial (unos 76.000 millones de dólares en 2012). Estos son datos públicos. Hace dos años se hablaba del 40%, pero ahora ya estamos en el 60%.
Usted estima que de España salen todos los años unos 40.000 millones de euros hacia los paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos.
Sí, lo hemos calculado con técnicos de la Agencia Tributaria. En Francia son unos 60.000 millones y en toda Europa la cantidad oscila entre 100.000 y 300.000 millones de euros.
¿Quién protege a los paraísos fiscales en Europa?
Quienes los utilizan. Las empresas y los bancos, por supuesto. Un paraíso fiscal no es un país que existe como tal. Son los bancos y las empresas que se ponen de acuerdo con los políticos para crear paraísos fiscales en determinados Estados. El propósito es facilitar el modo de no pagar impuestos.
Estos Estados protegen la evasión y persiguen a quienes la denuncian, ¿no es así?
Hay que ver lo que está pasando con algunas empresas. En el caso del HSBC, en Suiza me han perseguido porque he denunciado los hechos sin investigar al banco. Ahora en Luxemburgo van a perseguir a la persona de Price Waterhouse Coopers que ha denunciado la evasión fiscal de grandes empresas conocida como LuxLeaks. La justicia suiza no va a mirar qué está pasando, y la justicia francesa, en lugar de investigar lo que ha ocurrido, me va a investigar por espionaje económico. La justicia está sólo al servicio de los bancos y las empresas.
¿Es posible acabar con los paraísos fiscales?
Sí, por supuesto. Ante todo, lo que se necesita es educar a la gente. El funcionamiento de los paraísos fiscales es muy sencillo. Lo que se necesita es educación de los ciudadanos y una ley que proteja a los denunciadores, a las personas que descubren las irregularidades. Si alguien que va a efectuar una estafa sabe que puede ser denunciado, lo tiene mucho más difícil. El problema no es obtener la información, lo que hace falta es la protección de los informantes. Los jueces muchas veces no pueden utilizar información porque no les es posible proteger a las personas que la facilitarían.
¿Cómo funcionaría una ley de protección de los informantes en un país europeo?
Si mañana hubiera una ley en España que protegiera a los informantes, se podría obtener información sensible de bancos de otros países europeos. Entonces los denunciantes podrían ir a España si estuvieran protegidos. Incluso, si lo necesitan, se les podría cambiar el nombre y darles dinero.
¿Piensa en una compensación para los denunciantes?
Podría ser, por ejemplo, un porcentaje de todo lo que se va a recaudar. Sería el fuego contra el fuego. Si existiera una ley así, se acabaría con el 99% de los casos.
¿Qué otros medios puede haber para acabar con esta situación?
Para los bancos cada día es más importante la reputación. Cuando la pierden no saben cómo recuperarla.
Sí, aquí hemos visto el desprestigio que han tenido con los desahucios y las preferentes.
Echar a la gente de sus casas es lo peor de todo porque es una cosa que puede ver todo el mundo. La opinión pública está cambiando mucho su opinión sobre los bancos. Un ejemplo es lo que está ocurriendo en Suiza. Hasta hace poco era un país conocido como un lugar de ricos con chocolates y relojes. Pero esto está cambiando y hoy hay miedo de que mañana pueda existir una ley que proteja a los denunciadores. Porque ellos saben que la reputación es lo único que necesitan para continuar haciendo lo que quieren hacer.
¿Qué información ofreció al Gobierno español junto a las listas de evasores?
Le di la información de todo lo que se necesitaba para llevar a cabo una auditoría interna. Lo hice para que una justicia independiente lo pueda desarrollar. No es sólo una lista de nombres.
¿La información la dio primero al Gobierno francés y éste la envió después a España?
No. El Gobierno francés empezó dando sólo una pequeña parte en la que había la lista de los españoles que tenían di-nero en el banco HSBC. Le di al fiscal anticorrupción todo lo que necesitaba para sus investigaciones. Una pequeña parte fue dada a España en 2010. En 2012 y 2013 se dio la última parte. Ahora las autoridades están investigando todo lo que se entregó.
Desde que empezó con sus acciones han aparecido muchas nuevas denuncias y actuaciones. ¿Cómo está organizada la lucha contra la evasión fiscal?
La información está en varios paquetes en la nube. Uno es el de HSBC en Jersey. Otro paquete fue el de HSBC de Ginebra, que lo sacó otra persona del ICIG (Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación). Otros son los de LuxLeaks y Offshore Leaks. Tenemos un montón de paquetes. Quienes gestionan esto forman una comunidad muy amplia. Esta información que existe en la nube es nutrida por todas las personas que luchan contra los paraísos y la corrupción y a la vez comparten toda esta información. Es una nube de lucha. Es como un banco de datos ciudadano. Es un archivo de hechos, una idea parecida a la del The World factbook de la CIA.
¿En qué se diferencia su actividad de la de WikiLeaks?
WikiLeaks sólo difunde información a través de la prensa. Nosotros queremos obtener información que sea útil para la investigación que están realizando los jueces, las agencias tributarias, los ciudadanos y los políticos.
¿Tiene una idea de cuánto ha podido recuperar la Hacienda española con su trabajo?
Hay que hacer una precisión. No es sólo las personas de las listas, sino todas las conexiones que se descubren. Cuando conoces a una persona a través de una lista, también conoces sus conexiones por medio de una transacción, de una llamada de teléfono móvil o de una dirección, porque todo esto se halla en la base de datos. Cuando la Agencia Tributaria cita a alguien de la lista y le advierte de que si no comparece llamará a la policía, en el 90% de los casos el afectado llega con documentación.
¿Es lo que hicieron con Botín?
Con Emilio Botín ya habían llegado a un acuerdo.
¿Los acuerdos proporcionan mucha información?
La información tiene un efecto multiplicador. Hemos hablado de 130.000 personas que corresponden a 400.000 cuentas y a 1,6 millones de transacciones. ¿Qué significa esto? Son transacciones que revelan mucho más. Se pueden saber las conexiones con otras bancas, con otras personas. Se puede saber con qué bancos están trabajando, con qué otros países están trabajando.
¿Cómo se están desarrollando sus trabajos sobre la elaboración de un mapa de bancos y transacciones?
Es una cosa que está empezando. En Francia, por ejemplo, está el Tracfin (Tratamiento de la Información y Acción contra los circuitos financieros clandestinos), dependiente del Ministerio de Finanzas. Cada vez que hay una transacción y aparece una palabra o algo extraño, Tracfin hace un chequeo de todas operaciones y toma nota de las rarezas. Esto se podría generalizar y permitiría elaborar un mapa de todas las transacciones y analizarlo como hacen las empresas con big data (acumulación masiva de datos).
¿Es difícil la evasión fiscal a través de los paraísos fiscales?
Es muy fácil. Creas una empresa fuera y te vendes un servicio a ti mismo. Muchas de estas operaciones se hacen a través de Marruecos o Túnez. En estos países se crean sociedades fantasmas a través de las cuales se venden y se pagan servicios que no han existido.
¿Parece ser que son los bancos implicados en la evasión fiscal los que buscan a empresas para proponerles estos servicios?
Sí, porque la evasión fiscal en sí es legal. Es la razón por la que los gobiernos son impotentes ante los bancos. Lo llaman “optimización fiscal”. El ejemplo más claro es LuxLeaks. Ofrecen el servicio de no pagar impuestos en tu país, y esto es legal hoy.
Usted es un profesional de la informática y un día, en 2008, descubrió que el banco HSBC tiene un sistema de evasión fiscal.
No es exactamente así. Es que he nacido en el ambiente bancario de un paraíso fiscal como Montecarlo, Mónaco. Desde joven me encontré con otras personas como yo, que estaban muy frustradas, que sentían mucho dolor por todo lo que sabían y no poder hacer nada. Esto es algo que crece contigo. Sólo me faltaba la posibilidad de actuar. Cuando encontré el modo de agrupar toda la información necesaria, fue cuando empecé a actuar públicamente.
¿Qué opinión le merecen los bancos?
Los bancos son los señores feudales de hoy día. Son un poder sin contrapoder, sin oposición. Se sostienen por la falta de educación de la gente.
¿Qué le mueve a correr estos peligros que le han llevado a la cárcel?
Reconozco que no es nada lógico. Lo digo sinceramente. Pero cualquier persona normal que viera lo que está ocurriendo hubiera podido actuar igual. Yo ya había compartido esos sentimientos con mis padres, que me decían “mira qué mierda de mundo”. Pero entonces no tenían recursos para cambiar las cosas como ahora con Internet y la nube. Hoy tenemos alternativas que no existían hace veinte o treinta años.
¿Alguna institución pública o privada le ha ofrecido dinero?
Jamás. Lo que me ha permitido seguir adelante han sido los amigos, la familia, y el trabajo, por supuesto.
¿Ahora de qué vive?
De mi trabajo. He trabajado varios años en distintas investigaciones. Ahora he terminado una última misión para el Estado francés en la lucha contra el fraude del IVA, que ha durado un año como experto en sistemas de análisis y datos. Antes había trabajado al servicio de la Agencia Tributaria.
¿Y le pagaba el Gobierno francés?
Me pagaba un instituto de investigación que es dependiente de la Direction Générale des Finances Publiques. Con anterioridad había trabajado sobre proyectos europeos de investigación acerca de inteligencia artificial.
¿Qué piensa hacer ahora?
Cambiar de vida. He hecho todo lo que podía hacer. Tengo planes para los próximos seis meses con la finalidad de ayudar a otros países; por ejemplo, Argentina, India, Alemania y Estados Unidos. Pero después de este tiempo probablemente lo que haga sea cambiarme de nombre para emprender otra vida y continuar de un modo más discreto. Así estaré a la espera de que advierta un modo de luchar más eficaz.
Hub europeo: “Luxemburgo hace como los piratas”
Hace cuarenta años, la principal actividad de Luxemburgo era la siderurgia. ¿Por qué este país se ha convertido en un paraíso fiscal?
Luxemburgo es un caso típico de lo que está ocurriendo con los paraísos fiscales. Sólo hay que ver el ejemplo de Jean-Claude Juncker. ¿Por qué Luxemburgo es un paraíso fiscal? Porque las empresas y los bancos han encontrado políticos con los cuales pueden trabajar, con lo que pueden hacer las operaciones que más les convienen.
Parece como si el negocio de Luxemburgo fuera vender su soberanía. Ofrece su Estado a las empresas y a los bancos que quieren eludir el pago de impuestos. En los últimos treinta años han cambiado la producción de acero por las finanzas. ¿Cómo se ha producido este cambio?
En realidad, en Luxemburgo hacen lo mismo que en Somalia. En Somalia, cuando no han podido más con la guerra civil se han convertido en piratas. Es lo mismo. En Luxemburgo hacen como los piratas. Han encontrado otra fuente de ingresos. Por otra parte, ofrecer no pagar impuestos es legal aunque no sea moral. Si se hicieran públicas sus actividades financieras, tendrían que buscar otra manera de actuar porque se negocio se ampara en el secreto.
[Artículo publicado en el número de enero de Alternativas Económicas, a la venta en este enlace y a través de la App para tabletas]