¿Se puede morir de aburrimiento? O mejor, ¿puede uno contemplar lo que sucede a su alrededor como un muerto en vida? Este parece ser el cometido de la adolescente Alice, confinada en un pueblo de Arizona con sus abuelos. Allí, desde su cotidianidad, pelea con extraños, de manera inconformista e irreductible. Junto a ella, merodean Annabel y Corvus, huérfanas que han tenido, como Alice, una ambigua relación con la muerte. Corvus se hunde en un silencio sin fin tras el ahogamiento de sus padres. Annabel sufre el acoso del fantasma de su madre atropellada, Ginger, que no deja que hacer recriminaciones, dar consejos y ser el coñazo supino que puede ser, incluso desde ese supuesto “no lugar”.
Porque esa, entre otras, es la hazaña del libro: los personajes conviven en un mundo entendido como matadero, dónde precisamente esa cualidad es lo existencial. La naturaleza que obsesiona a Alice es ambigua: todo es mortal, desde un ciervo a un microbio, desde la nieve de Groenlandia al desierto que se extiende, sin cesar, como un universo entero.
¿Cómo contar el desarrollo científico? Una posibilidad es, claro, tomar el punto de vista del héroe. Otro puede ser el de la “mosca en la pared”, el observador imparcial. Pero ¿y si tomáramos como punto de partida la mirada de un testigo más o menos casual? O mejor aún, de TODOS los testigos a la vez. En este caso, “las esposas”, en su conjunto forman la voz narrativa, los ojos y oídos del laboratorio de desarrollo nuclear del Departamento de Energía de los Estados Unidos. Y como tal, ejercen la mirada suburbana frente a los secretos mejor guardados de su generación. Las esposas, muchas también mujeres que estaban destinadas a ser científicas hasta que se casaron, se enfrentan a un paraje lleno de polvo y barro, supermercados, hastío, infidelidades y el presagio de lo que está por venir: en el precioso paisaje de Nuevo México se está gestando una enorme explosión que cambiará el siglo.
Una espectacular narración y un triple mortal estilístico sobre un tiempo de desazones, avance tecnológico y -otra, una más- pérdida de inocencia.
Cómics 1986-1993, Julie Doucet (Fulgencio Pimentel)
En el mundo del cómic, la narración autobiográfica a veces se considera un género propio. De ser así, la canadiense Julie Doucet sería una de sus reinas. En esta primera parte de su diario, el lector asiste a los periplos de una estudiante de bellas artes, sus momentos oníricos y las anécdotas costumbristas de su día a día, con aire adolescente y punk.
Doucet, por ejemplo, nos seduce con su pérdida de virginidad a manos de un jipi mayorcete, en una escena más real que si transcurriera a nuestro lado, nos relata sus fobias y terrores con respecto a la edad adulta y nos hace testigos de su desembarco a Nueva York, que culmina en su reconocidísimo Diario de Nueva York -de próxima publicación en el segundo volumen de su obra-, que narra su vida entre 1994 y 2010. A caballo entre Robert Crumb y Karl Ove Knausgård, poco más se puede pedir.
Theo, tras un ataque terrorista en Nueva York que le deja huérfano de madre vaga, traumatizado, en un periplo por Amsterdam y Las Vegas, en busca de algo que cobre sentido. Esta podría ser una sucinta sinopsis de lo que ha sido llamado “el acontecimiento literario de la década”. ¿La razón? Donna Tartt no se contenta con una obra expresionista con una voz narrativa joven y cínica, sino que inventa un mundo entero nuevo, con todas sus consecuencias.
Los personajes de Tartt son creaciones completas y el uso del lenguaje un trabajo de orfebrería. Ante el lector desfilan montañas, escombros, sueños, dolor, muerte y supervivencia, en un alarde de capacidad narrativa sin precedentes. Pasarán los años y El jilguero seguirá siendo una ventana a la literatura y al mundo entero, con todo lo que eso implica.
Por cuatro duros, Barbara Ehrenreich (Capitan Swing)
Entre 1998 y 1999, la afamada periodista estadounidense Barbara Ehrenreich decidió indagar cómo sería la vida de aquellos que trabajan por el salario mínimo en Estados Unidos. Y para ello decidió “poner el cuerpo”, literalmente. Así, la autora trabajó como camarera, empleada doméstica y dependienta en diferentes puntos del país, para experimentar en carne propia cómo se vive -o sobrevive- con el salario mínimo y qué consecuencias emocionales, sociales y políticas tiene para el que ejerce ese tipo de empleo.
El formato de la crónica se despliega aquí de manera brillante e incisiva, con todas sus consecuencias. Ehrenreich realiza un trabajo metódico pero cercano, implacable y feroz, que lleva a varias conclusiones. Entre ellas, la más alarmante: el trabajo de salario mínimo implica una esclavitud de cuerpo, mente y futuro.
Alison Bechdel es conocida en España por ¿Eres mi madre? Y, sobre todo, por Fun home, sus dos novelas gráficas autobiográficas que narran su relación con sus progenitores y cómo sus descubrimientos sobre ambos condicionaron la vida, la intimidad de la autora y su relación con el mundo.
Pero antes de todo eso, Bechdel era ya una celebridad en la prensa alternativa estadounidense gracias a estas tiras cómicas, a veces cotidianas, a veces contestatarias sobre un grupo de personajes de una ciudad bastante parecida a la de Minneappolis. Piedra fundamental del movimiento queer y la cultura underground en las últimas dos décadas, la más refrescante obra de Bechdel mezcla ironía, pop y crónica visual.
Pajarito Tamai y Marciano Miranda se mueren, desangrados, tras una pelea a navajazo limpio. Así comienza la novela de Selva Almada, una autora llamada a ser una de las voces más importantes en novela en castellano de los próximos años. El pistoletazo de salida del libro es de todo menos casual, y nos prepara para un retrato social duro, violento y a la vez plenamente cinematográfico.
Las -odiosas y tempranas- comparaciones han situado a Almada en el mundo faulkneriano, por su evidente relación con un paisaje árido plagado de personajes castigados. Aún así, quizás sería más adecuado poner a la autora en la tradición norteña del litoral de su país. Almada cobra sentido como una narradora en la línea de Horacio Quiroga, dónde naturaleza, horror y violencia pueden ser, comúnmente, palabras intercambiables.
La vida es todo aquello que sucede mientras tu pareja y tú discutís sobre un queso en la cola de un supermercado. Esta u otra premisa parecida podría servir para describir el retorno a la novela por parte de una de las autoras francesas más exitosas de la literatura contemporánea. Amor, desamor, aburrimiento, hastío, fantasías, infidelidad, hijos...y las infinitas ecuaciones del día a día para sobrevivir al matrimonio.
Siguiendo la estructura de una serie televisiva estadounidense, Reza ataca de frente todo lo relacionado con la pareja a través de dos personajes prototipo, Roberto y Odile Toscano y un ejército de otros como ellos. ¿El resultado? Un ejercicio quirúrgico sobre cómo las convenciones y el amor muchas veces no tienen absolutamente nada que ver.
Para cualquiera de nosotros, lo que sucede no es jamás lo que verdaderamente ocurre. Lo importante, como con todo en la vida, es cómo nos lo narramos. Eso es lo que nos queda. Así, la protagonista del libro es una autora y traductora -como la propia Davis- que quiere escribir una novela sobre un breve e intenso romance de su pasado, una historia que no pudo olvidar ni dejar atrás.
La observación y el recuerdo obsesivos se convierten aquí en un análisis concienzudo y fragmentado del que se espera poder obtener unas conclusiones. El orden de los acontecimientos, la poca fiabilidad de la memoria y, sobre todo, la manera en la que opera la mente acaban creando una idea de ritual en la que se mezclan amor, obra y la incertidumbre del propio ser.
Si te va a biografiar alguien, más vale que sea inglés. La tradición británica en la combinación de lo exhaustivo de la investigación y la pasión porque el detalle sea narrado de manera amena, entretenida y con una tesis propia se pone aquí al servicio de uno de los grandes autores italianos, Gabriele D'Annunzio.
Y en el libro, el personaje se revela fascinante, contradictorio, seductor y ególatra a partes iguales, sumido, además, en el torbellino de la acción de principios del siglo XX. El lector puede disfrutar así de las idas y venidas de un protofascista amante del lujo y las mujeres, que quedó para la posteridad como un poeta y dramaturgo polémico, y fue fuertemente ninguneado más allá de su tiempo.