El Gobierno vasco mantiene su hoja de ruta en relación a lo que denomina el "nuevo estatus" para Euskadi. Y Cataluña no es el referente de las personas que trabajan dentro del Ejecutivo en este tema. El marco básico lo volvió a repetir ayer el lehendakari, Íñigo Urkullu, en su intervención en la apertura del Congreso internacional 'Europa después de la crisis del euro: legitimidad, democracia y justicia', las jornadas sobre democracia en la UE organizadas por el Instituto de Gobernanza Democrática de la UPV/EHU: una Euskadi en Europa en la que se busquen nuevas formas de articular las estructuras políticas alternativas a los Estados nación actuales. "El gran desafío, la gran oportunidad, de la nación vasca consiste en encontrar nuevas formas de organización política capaces de superar las estructuras rígidas en las que se han asentado las realidades estatales", afirmó ayer.
Urkullu retomó el discurso del PNV más europeísta y reconoció que la unión bancaria y la convergencia en materia fiscal y económica "resultan necesarias" no sólo para el mantenimiento del euro, sino para "la supervivencia del proyecto político de integración europeo". "Europa es el horizonte de los vascos en el siglo XXI", dijo el lehendakari, al tiempo que sostenía que "el reto del autogobierno hoy está en la capacidad de participar en procesos complejos de actuación y decisión".
Pero esa hoja de ruta en la búsqueda de la relación con España no está entre las urgencias del gabinete peneuvista, pese a que desde el polo soberanistas se siguen periódicamente lanzando mensajes en favor de una unidad para caminar hacia la soberanía de Euskadi. Lo hizo Peio Urizar, secretario general de EA, en su intervención la semana pasada de comienzo de curso, y lo ha repetido este fin de semana Sortu. El coordinador del Consejo Nacional de Sortu, Hasier Arraiz, se mostró partidario de "compartir el liderazgo del proceso soberanista que necesita el país con el resto de fuerzas políticas y sociales que reconocen el derecho de autodeterminación para Euskal Herria", y nombró expresamente al PNV y a Geroa Bai. PNV y Sortu, que ya oficializaron el deshielo de sus relaciones políticas en su encuentro público celebrado el pasado 3 de julio en San Sebastián, volverán a reunirse en las próximas semanas en la sede de Sabin Etxea, en Bilbao.
Segunda parte de la legislatura
El Gobierno, por el momento, no se quiere enredar en este debate. Y mucho menos entrar en competición con el polo soberanista. La previsión, expresada por el propio lehendakari al término del consejo de Gobierno celebrado en el Palacio de Miramar donostiarra, es que los trabajos queden en manos de los partidos, en la ponencia que se constituirá al efecto en el Parlamento vasco. Y solo desde un consenso amplio entre las formaciones será posible abordar cualquier tipo de planteamiento de refrendo a la sociedad vasca del nuevo estatus. Una reforma que queda para la segunda parte de la legislatura. De hecho, en la intervención del lehendakari en el debate de política general -que previsiblemente se adelantará al próximo 19 de septiembre- el Ejecutivo pretende mantener un perfil más bien bajo en esta materia, dándole todo el protagonismo a la recuperación económica, la creación de empleo y el mantenimiento de los servicios públicos y del Estado del bienestar; "santo y seña del proyecto europeo", con las personas "en el centro del proyecto europeo", como reiteró ayer Urkullu.
¿Dónde queda en ese diseño la vía abierta por Mas en Cataluña? El Gobierno vasco no se mira en el espejo catalán. Lo repitió ayer el propio portavoz del Ejecutivo autonómico, Josu Erkoreka: "La realidad catalana y vasca han sido y son diferentes, por eso somos naciones distintas y ellos están explorando un camino que no tiene que constituir referencia para nosotros en la medida en que hemos desarrollado nuestras propias iniciativas". Erkoreka fue un poco más allá y llegó a verbalizar algo que muchos piensan en Euskadi: que la vía que está ensayando el presidente Mas ya la ensayó Ibarretxe con el plan que llevaba su nombre. No puso nombres propios, pero expresó su sensación de que "lo que sucede allí, en buena parte se trata de un camino que ya ha sido recorrido en Euskadi".
El portavoz no obvió el carácter transversal y mayoritario que el lehendakari quiere imprimir a esa reforma del estatus actual y de hecho, opinando sobre la vía catalana, recordó que "cada uno tienen sus propias dificultades de conformar mayorías y desarrolla su propio camino hacia el horizonte liberador".