Los magistrados de los juzgados de lo mercantil gozan de libertad absoluta para designar a quien crean oportuno como administrador de empresas en apuros (acogidas a concurso de acreedores). La gestión de estas empresas que atraviesan por dificultades supone, en muchas ocasiones, un buen negocio para los abogados, auditores y economistas que elige el juzgado de lo mercantil competente para cada caso. Desde que comenzó la crisis, el número de empresas en suspensión de pagos ha crecido exponencialmente.
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