Le ha salido gratis. La mayoría absoluta que el PP ostenta en el Ayuntamiento de Baralla -ocho ediles frente a dos del BNG y uno del PSdeG- le ha servido al alcalde, Manuel González Capón, para evitar sin problema alguno tener que dimitir por su justificación de los crímenes del franquismo. Durante el pleno municipal del 26 de julio el regidor conservador le espetó a la oposición que las personas asesinadas en la dictadura "se lo merecían". Ahora, a medio camino entre lo político y lo religioso, asegura que pide "perdón" y sigue adelante.
La sesión plenaria de este jueves en la localidad de la montaña lucense fue cualquier cosa menos común. Unas cien personas respondieron a la convocatoria del BNG y de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica para, en el exterior del consistorio -y algunos dentro- rechazar la justificación del "fascismo" y exigir la marcha de González Capón. En el interior de la casa del Ayuntamiento al montón de periodistas se sumaron los incondicionales del alcalde -entre ellos, un sacerdote uniformado- que, llegados de la localidad y también de fuera de ella, no dudaron en elogiarlo a grito pelado, los mismos que emplearon para increpar a quien protestaba: "¡fuera, comunistas!", escucharon algunos de los presentes.
En este contexto, y con agentes de la Guardia Civil velando por que no se pasara de las palabras a las manos, González Capón leyó un comunicado en el que reflexionó sobre que "errar es de humanos y de sabios rectificar". Lo que dijo fue "una imprudencia" y, en todo caso, en su "larga trayectoria política" -ostenta el bastón de mando desde 1987- son más importantes "las palabras que los hechos", asegura. Además, dice, socialistas y nacionalistas echaron mano de la "demagogia" en los últimos días. A él nunca se le ha podido achacar una conducta "antidemocrática".
"No puede seguir un minuto más"
A juicio de la oposición "un político que hace una afirmación de esta gravedad" no puede "permanecer en el sillón de la alcaldía ni un minuto más", señala Xosé Manuel Becerra, portavoz del BNG. Interrumpido por partidarios del alcalde el edil del Bloque no cree que se deba zanjar el asunto calificando las palabras del conservador como "desafortunadas" porque son "una barbaridad" y las "excusas", sólo "una farsa". "La frase fue clara y escueta" y lo que debe hacer, concluye, es marcharse.
También el PSdeG considera "intolerable" lo sucedido, con un alcalde "franquista" que ahora tiene también concejales franquistas por apoyarlo, dice Manuel Antonio Pérez, para quien "la democracia no puede contar con fascistas camuflados". Tras la sesión, en la que González Capón mandó expulsar a las personas que mostraban fotografías de Alexandre Bóveda, histórico galeguista asesinado en 1936, el alcalde se dio un baño de multitudes para, brazo en alto, saludar a quien había acudido a chillar "viva el alcalde". Según los socialistas, el alcalde aprovechó la coyuntura para invitar a los presentes a conocer el Ayuntamiento. "González Capón hizo turismo franquista", lamentan.