Daito Manabe era una de las estrellas de Sonar+D, el brazo tecnológico de Sónar 2014. También es una superestrella en Japón, donde es el fundador de Rhizomatiks, uno de los estudios de producción artística más calientes del momento. Su trabajo es ecléctico y va desde proyectos de música para sordos o bellísimas instalaciones oníricas a los anuncios de chicles o los visuales para un adorable trío de j-pop llamado Perfume. En Sónar presentó una colaboración con la compañía de teatro Eleven Play en la que, además de las exquisitas proyecciones, hace bailar a tres drones.
Corre el rumor de que su espectáculo de danza con drones estuvo a punto de no ocurrir. ¿Qué pasó?
Los drones son muy inestables y las condiciones del espacio no estaban del todo controladas. Necesitábamos muchas horas de preparación -un mínimo de ocho horas- para testarlo todo y no las tuvimos, entre otras cosas porque uno de los drones se estropeó. Al final lo arreglé pero los drones y las chicas tuvieron que bailar por separado.
¿Qué tipo de tratamiento requiere el escenario para alcanzar el nivel de precisión adecuado con estos aparatos?
El espectáculo original tiene ocho bailarinas y ocho drones, la versión que trajimos a Sónar era una adaptación reducida con tres bailarinas y tres drones. En el escenario hay diez cámaras (cinco a cada lado) para trackear a los drones, dos proyectores y cuatro portátiles. Es la versión compacta, la que me cabe en la maleta. (El escenario también tiene marcadores en el suelo y varios leds).
¿Cómo ha sido el trabajo con Mikiko y con Eleven Play, su compañía de teatro?
Pues cuando empecé en 2008 era muy difícil hacer un proyecto interesante con bailarines y los coreógrafos tienen sus propias ideas al respecto. Me encontré con que los bailarines eran muy reacios a adaptar sus movimientos y su estilo a nuestra tecnología. La danza es una disciplina muy rígida. Michiko es muy buena adaptandose a nuestro sistema así que trabajamos muy bien. Con los drones yo hago el mapeado con mi propio cuerpo y después se lo llevo a ella, Trabajamos durante seis meses hasta conseguir el espectáculo original de 17 minutos que llamamos Danza de los Drones.
Mikiko también es la coreógrafa de Perfume, el grupo de j-pop.
Sí, esto es muy conveniente porque primero experimentamos con Eleven Play y, cuando lo tenemos, lo llevamos a Perfume.
Con Perfume experimenta de otra forma, como cuando abrió una cuenta en GitHub [una plataforma online diseñada para compartir proyectos de código abierto] para que la gente hiciese sus propios visuales para ellas. Ganó un premio en Ars Electrónica.
Ah sí: Perfume Global Site. Este sigue siendo uno de mis proyectos favoritos. Fue para el lanzamiento internacional de Perfume, un proyecto de código abierto donde abrimos la música y las coreografías que habíamos secuenciado con programas de captura de movimiento para que la gente hiciera sus propias coreografías y vídeos. Nos llegaron más de 600 y los usamos casi todos.
Hablemos de su estudio, Rhizomatiks. ¿Cuánta gente trabaja allí y qué hacen?
Ahora somos 33 personas, 15 son programadores y el resto son diseñadores o gente de producción. Como otros estudios, hacemos producciones propias pero vivimos de encargos (que muchas veces son tan divertidos de hacer como los proyectos propios pero no siempre). Cuando empezamos en 2006 éramos tres personas.
¿Es importante saber programar para ser un artista?
No es imprescindible pero ¡es más divertido! Cuando trabajo de encargo suelo delegar la programación de los proyectos a otros miembros del equipo pero cuando trabajo en proyectos personales o experimentales siempre escribo yo el código.
Otra cosa que también le divierte mucho: electrocutar a gente. ¿Qué hay con eso?
Fue una cosa tonta que empecé con un colega [Masaki Teruoka], un proyecto pequeño para el que hicimos un vídeo. Pero luego un montón de gente empezó a ver el vídeo y se convirtió en otra cosa. A los bailarines no les gusta (risas).
También ha hecho música para sordos y películas para ciegos. ¿Qué ha aprendido sobre nuestra percepción con estos proyectos?
Pues estuve trabajando con un bailarín sordo. Mi manera de ayudarle a escuchar música era mediante electroestimulación, donde él recibía un patrón que representaba la música que no podía oír. Pero él estaba acostumbrado a bailar usando las vibraciones de los altavoces en el suelo, que es algo mucho más sutil, y decía que con mi método el patrón no era más que ruido: demasiado complejo, demasiada estimulación. Tuve que simplificar mucho los patrones y empezar desde abajo. Y aprendí que la música demasiado compleja es ruido.
También está colaborando con el músico Ryoji Sakamoto en un proyecto para visibilizar las señales electromagnéticas, ¿no?
¡Es verdad! Se llama Software defined radio, y se trata de una radio que puede recoger cualquier señal entre los 16mH y los 5gH. Puede ver cualquier señal electromagnética, lo ve todo. Nuestro proyecto es visibilizar y sonificar todas esas ondas que nos rodean ahora mismo. Más que una instalación es un instrumento nuevo. Lo presentamos en Sapporo el próximo 19 de julio.
¿Cuál es su próximo gran proyecto secreto?
Estoy construyendo una ciudad virtual, algo parecido a Sim City. Es un cruce entre juego y una plataforma de comunicación, pero no puedo decir nada más porque es realmente un proyecto secreto.
¿Qué vio ayer en Sónar?
Me gusta mucho Sónar de noche. Ayer me encantaron Downliners Sekt.