El secretario general de Convergència i Unió (CiU), Josep Antoni Duran i Lleida, se aparta de la federación a cinco meses de la fecha programada para la consulta. Tras sonados desencuentros con el ala soberanista de CiU, este domingo se conocía la decisión del democristiano de dimitir de todos sus cargos en el partido y de abandonar la presidencia de la Comisión de Asuntos Exteriores en el Congreso, además de no repetir como candidato en las elecciones generales. Sin el principal freno del soberanismo en la federación nacionalista, CDC y ERC tienen vía libre para pactar un pilotaje conjunto en la recta final hacia la consulta del 9 de noviembre.
La decisión de Duran debe enmarcarse dentro del giro soberanista de CiU, una evolución que la mayoría de bases y cuadros ha hecho en el partido de gobierno pero que a Duran nunca le acabó de agradar. Fue el líder de Unió quien más dificultades puso en el pacto firmado entre CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP para poner pregunta y fecha a la consulta catalana, y ya entonces Duran planteó su posición favorable a dar una salida dialogada al conflicto catalán sin pasar por la unilateralidad de una consulta, una apuesta conocida como la 'tercera vía'.
Pero esta ‘tercera vía’ de Duran no encontró apenas apoyos, ni en Catalunya ni en el Estado. Por una parte, el ejecutivo de Rajoy no acepta un diálogo con el Govern sin la condición de que éste renuncie a la consulta. El PP nunca ha contemplado otra vía que la de la negociación dentro de los estrechos márgenes constitucionales. Mientras, en Catalunya, Duran no obtuvo complicidades ni siquiera en su partido. Para CiU el momento de la tercera vía –es decir, la búsquerda del encaje institucional de Catalunya dentro de la legalidad española– ya pasó, y así lo explicó el propio Artur Mas, que apostó por el pacto CDC-ERC para impulsar el proceso. El único que cogió el guante de Duran fue el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que se implicó personalmente en tratar de establecer un diálogo entre la Generalitat y Moncloa. Con la marcha de Rubalcaba a cuenta de la crísis interna de los socialistas Duran se quedaba sin su principal aliado.
No es la primera vez que el secretario general de CiU amaga con irse. Su situación política ha ido empeorando los últimos dos años, desde que Unió quedara relegada a interlocutor secundario de un Govern que, cada vez más, miraba a ERC para marcar su acción de gobierno sin que los de Junqueras se desgastaran entrando en el Ejecutivo catalán. Esta posición ha irritado a Duran, que veía a su partido desangrarse en cada proceso electoral desde el comienzo del proceso. Por su parte CDC ha estado tentando el pacto con Esquerra desde el comienzo de la legislatura, esperando a que los independentistas entraran en el Govern y tomaran responsabilidades institucionales en el proceso.
Lo que acabó de soliviantar al democristiano fue la apuesta de su partido por abstenerse en la votación sobre la sucesión del Rey. Duran entiende que la llegada del Príncipe al trono puede abrir un nuevo escenario de entendimiento entre gobiernos y apostaba por un voto favorable que tendiera puentes. Sin embargo CDC se negó y apostó por la abstención, hecho que desencadenó el último amago de salida del secretario general. Al contrario que en anteriores ocasiones, cuando CDC ha pedido a su socio que se replanteara la decisión, Convergència esta vez circunscribió el envite de Duran al ámbito interno de Unió y Josep Rull, secretario de organización de CDC, deslizó que debía dejar la potavocía del grupo nacionalista en el Congreso.
Cómo afectará la salida de Duran a la política catalana es una cuestión más difícil de predecir a día de hoy, cuando Unió todavía no ha dado una respuesta. El conseller Espadaler, de UDC, parece tener asegurada su continuidad y no es espeable que haya cambios en el grupo en el Parlament. Son inciertos los apoyos que Duran puede ganarse si, como se apunta, se presenta a unas elecciones autonómicas convocadas en clave plebiscitaria como sustitución de la consulta.
La capacidad de Duran de torpedear el proceso es reducida en términos electorales, pero el lider democristiano ha aportado tradicionalmente a la federación nacionalista unos votos de catalanismo moderado de centroderecha que ahora serían más valiosos que nunca de cara a unas elecciones plebiscitarias. También Duran ha sido quien más y mejor ha engrasado las relaciones con los empresarios catalanes con intereses en España, el llamado lobby del puente aéreo. De hecho los grandes empresarios del Ibex-35 han sido los valedores de las tesis de Duran para solucionar el problema catalán, proponiendo reiteradamente una reforma de la Constitución.