Llevaban pagando su casa ocho años y eran una familia "estable y feliz" hasta que llegaron los problemas de dinero y, poco después, la orden de desalojo. Así se recuerda Yamina, de 37 años y natural de Marruecos, junto a su marido y sus tres hijas de 11, 6 y 3 años. Al contrario que en la mayoría de los casos, ninguno de ellos perdió su empleo, pero mientras la cuota del crédito se inflaba, sus salarios no hacían más que adelgazar.
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