Lo llaman Síndrome de Bonnie & Clyde pero la palabra técnica es hibristofilia, la dudosa habilidad de sentirse eróticamente motivado por una pareja que comete fechorías contra el prójimo. La etiqueta es útil para explicar a las groupies de los asesinos en serie y las parejas que secuestran, matan y torturan como parte de su ritual amoroso, gente como Karla Homolka y Paul Bernardo, como Raymond Fernandez y Martha Beck. Aunque se trata de una parafilia socialmente inaceptable, podría decir que afecta a un amplio sector de la cultura popular. Sobre todo desde que Faye Dunaway se puso una boina y salió a robar bancos con Warren Beatty en el primer título de una saga sangrienta que acaba con uno de los estrenos de este fin de semana, En un lugar sin ley.
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