¿Existen en los aeropuertos españoles los 17 aviones abandonados que reconoce Aena, o esta cifra asciende a los 70 aparatos que calculan las empresas que aspiran a quedarse con el negocio de su desguace? Aunque resulte sorprendente, ambas cifras resultan compatibles y forman parte de un grave problema ecológico, no sólo en España, sino en todo el mundo, al que hasta la fecha ni las autoridades aeroportuarias, ni los fabricantes de aviones, ni las compañías aéreas han sabido o querido dar una solución de acuerdo con criterios de sostenibilidad medioambiental.
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