El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, han sido incapaces de acercar posturas en una conversación telefónica que han mantenido esta madrugada a iniciativa del presidente ruso y que ha estado marcada por los reproches y las exigencias mutuas.
Obama ha reclamado a Putin que "use su influencia" para contener a los grupos prorrusos armados responsables de la toma de edificios gubernamentales en el este de Ucrania. En ese sentido, el presidente estadounidense ha expresado su "profunda preocupación" por el "apoyo de Moscú" a las acciones de "grupos separatistas prorrusos que amenazan con desestabilizar y debilitar al Gobierno ucraniano", según el comunicado difundido por la Casa Blanca.
Aunque ha insistido en que una solución diplomática del conflicto es todavía posible, Obama ha subrayado "el creciente aislamiento político y económico de Rusia" y ha advertido a Putin de que Moscú se enfrentará a nuevas sanciones si no atiende las peticiones de la comunidad internacional para que retire sus tropas de la frontera ucraniana, poniendo fin a lo que ha calificado de "intimidación armada".
Por su parte, Putin ha instado a Obama a hacer todo lo que esté en su mano para evitar "el uso de la fuerza y el derramamiento de sangre", en referencia a la decisión de las autoridades ucranianas de lanzar una operación antiterrorista a gran escala contra los separatitas prorrusos que mantienen ocupados varios edificios oficiales en las regiones de Donetsk y Luhansk.
El presidente ruso ha negado que Moscú esté vinculado con los acontecimientos y, según un comunicado del Kremlin, ha responsabilizado de la situación a "la falta de voluntad y la incapacidad por parte del actual régimen en Kiev para considerar los intereses de los rusos y los rusófonos".
Según la presidencia rusa, Putin ha explicado a Obama que "las autoridades ucranianas deberían dirigir su atención a formular una nueva constitución que implique a todas las fuerzas políticas en el país, cree un estado federal y garantice a Ucrania el estatus de no alineado".
La conversación telefónica entre los dos líderes llega a tan sólo unos días de la decisiva reunión prevista para el 17 de abril en Ginebra, en la que representantes de la Unión Europea, Estados Unidos, Ucrania y Rusia tratarán de consensuar una salida a esta crisis.
El encuentro será el primero entre las cuatro partes desde que Rusia se anexionara en marzo pasado la república autónoma ucraniana de Crimea y después de que se agudizara la crisis que comenzó en noviembre pasado en Ucrania por los enfrentamientos entre prorrusos y prooccidentales.