Comenzó pidiendo la puesta en libertad de los 24 detenidos el sábado en la Marcha de la Dignidad y acabó con la Gran Vía cortada y cargas policiales. La concentración de esta tarde en Sol ha vuelto a dejar, un día después, imágenes violentas, aunque de menor intensidad.
El punto álgido de la concentración en la madrileña Puerta del Sol se vivió con la llegada de los integrantes de la columna de Andalucía. El dirigente del SAT, Diego Cañamero, acusó abiertamente al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, de orquestar de manera premeditada los altercados del sábado en Colón, por lo que exigió su dimisión. Respecto a las cifras, Cañamero denunció que "quieren ridiculizar la mayor manifestación cívica pacífica que se ha celebrado en el país porque la mayoría silenciosa se ha levantado".
El sindicalista calificó de "provocación" la posición de los antidisturbios junto a los asistentes a las manifestaciones. "Un bombero no está donde está el fuego, va cuando se origina; no hay una ambulancia en cada casa por si alguien se pone malo, va cuando se la llama. Pues que la Policía esté acuartelada y que acuda a las manifestaciones si hay problemas", razonó.
Tras dar varias vueltas a la plaza exigiendo la liberación de los detenidos, y ya con la mayoría de los accesos a Sol bloqueados por los antidisturbios, un grupo de manifestantes optó por abandonar la protesta y convocar a las marchas el lunes a las 10 horas en plaza de Castilla, donde se espera que pongan en libertad a los detenidos. Otro, tomó una de las calles no bloqueadas en dirección a Gran Vía.
Una vez allí y tras cortar la calle, descendieron hacia Plaza de España, donde comenzaron las primeras cargas. Los manifestantes consiguieron reagruparse para volver a tomar la Gran Vía, esta vez en sentido contrario.
La Policía continuó entonces con las cargas, incluso en las aceras, por donde circulaban peatones ajenos a la protesta, hasta llegar a la calle de la Montera. Allí, un grupo más reducido permaneció frente a los agentes, que pidieron la documentación a algunos de los últimos manifestantes.