Últimamente, en los medios tradicionales se aprecia una menor presencia de la crisis más allá de los datos macroeconómicos. No se mencionan por ejemplo las marchas de protesta que desde todos los puntos del país llegarán a Madrid el próximo 22 de marzo; tampoco tienen ya mucho espacio las mareas cuyas actividades, sin embargo, continúan; ni por supuesto las iniciativas que muchos colectivos ciudadanos están organizando. Venezuela, Crimea, el avión desaparecido de Malaysia Airlines, la retirada de Rouco Varela… Da la sensación de que se pretende pasar página cuanto antes. En realidad, muchos políticos hablan de superación de la crisis cuando lo que quieren decir es que el sistema continúa sin que las turbas les hayan cortado la cabeza.
Pues así las cosas, propongo que los dirigentes del PP y sus afines, felices por ese remonte de la crisis que solo ven ellos, se tomen al fin unas vacaciones. Podrían embarcarse en un crucero y lanzarse al mar.
Una vez en medio del océano, y sin molestar a nadie, unos y otros podrán dar lo mejor de sí, impartiéndose talleres que demuestren sus habilidades a un público entregado de antemano. Algunas sugerencias:
–Taller de Risoterapia con Rita Barberá. Recordad aquellas fotos junto a Camps en las que se descomponía de risa, desmelenada de felicidad. Lo último ha sido la hilaridad provocada por el rumor que la situaba como posible ministra de Agricultura, a lo que ella ha contestado: "Pues vale, muy bien, nos reímos un rato y ya está". Asimismo, ha agregado que lo que le produce "más risa" es que "se ha soltado esta rumorología para largarme de aquí por elevación” (sic). La risa como solución para todo. ¿Hay algo más divertido? (aquí la noticia).
–Cocina y manicura irán a cargo del alcalde de Getafe, Juan Soler, que regaló a las participantes en la maratón del 8 de marzo un pack con un delantal de cocina y una lima (aquí la noticia). En este original taller, él cocinará para todos y hará las uñas a los inscritos mientras precalienta el horno.
–Taller de autoayuda impartido por de Guindos con la colaboración de renombrados banqueros. ¿Eres de los que creíste que lo que había que saber sobre el amor te lo iba a enseñar la vida? Pues no. Engaños y desengaños, adulación o rechazo según el volumen de tu cartera ya no corre a cuenta de tu novio/a sino de tu asesor personal de la sucursal de la esquina. Pero nada de pesimismos, la autoayuda se encara siempre en positivo: “Cuando las condiciones están claras, las relaciones pueden ser para toda la vida” (publicidad de Bankia 2014).
–Taller de Medioambiente con Ana Botella. Esta gente sabe lo que importa y lo que constituye el fundamento de nuestro hábitat. Sabe qué extinciones pondrían en peligro nuestro modo de vida. Priorizan. Y lo que ha observado Botella es que hay que auxiliar, no al oso pardo del Cantábrico, sino a la actividad comercial de Madrid, si fuera necesario designando la Puerta del Sol como área protegida. (Aquí la noticia). Salvaguardados los comercios que interesen, los ciudadanos low-cost nos acercaremos a ellos como quien se asoma a una reserva natural. Mirando desde lejos a los especímenes de luxe en su hábitat protegido.
–El curso de Escritura creativa tiene un componente eminentemente práctico con la redacción del Diccionario Biográfico Español. Como ejemplo de imaginación desatada y creación de personajes en este libro del género fantástico, hemos tenido noticia esta semana de la entrada sobre el general Vicente Rojo escrita por un sacerdote que considera la guerra civil como un acto heroico (aquí la noticia).
–Del Yoga, un clásico donde los haya, se encargará Rajoy, obviamente. El curso tiene como objetivo principal mantenerse en un estado letárgico cercano al mundo mineral. El mantra podrían ser los versos de Neruda “Me gustas cuando callas porque estás como ausente,/ y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca./ Parece que los ojos se te hubieran volado/ y parece que (vamos a dejarlo aquí).
Tengo un amigo que huyó de la crisis cambiando su lápiz de ilustrador por un cucharón de cocina al enrolarse como pinche en un buque. Me escribía el otro día desde algún lugar al oeste de Funchal y contaba que en el lenguaje náutico se llamaba “obra muerta” de un barco a todo lo que no está sumergido en el agua. En contraposición, a la parte que está sumergida se la denomina “obra viva”. Me llamó la atención el uso de ambos términos.
¿Quién es la obra viva y quién la obra muerta en este particular crucero imaginario? ¿Quién mueve la maquinaria ahí abajo para que el barco se deslice tranquilo mientras los políticos celebran el final de la crisis? ¿Son los votantes del PP los que engrasan las máquinas o ahí estamos todos, queramos o no, en el mismo barco?
