Dice Rouco Varela que tras el 11M se esconden "oscuros objetivos de poder". Tiene narices que lo diga precisamente él, principal patrocinador de la teoría de la conspiración a la que durante años, a través de la COPE, dio altavoz.
Fue Rouco quien respaldó a Jiménez Losantos, quien mantuvo a este calumniador reincidente –ya lleva varias condenas por injurias– al frente del programa estrella de la radio de la Conferencia Episcopal.
Fue Rouco quien le dio voz en su estrategia de negociación con el Gobierno socialista, al que tantas prebendas arrancó. Y quien más tarde, cuando dejó de ser útil, le hizo caer. Fue el señor arzobispo quien permitió todo el dolor que la emisora de la iglesia provocó a las víctimas, que ayer tuvieron que aguantar, como colofón, que en su sermón Rouco volviese a insistir en la teoría de la conspiración.
Pienso en Pilar Manjón, esa madre de un joven asesinado el 11M a la que desde la COPE han llamado "mentirosa", "trastornada", "monstruito", "personaje siniestro, típico de la propaganda estalinista", que "no está bien de la cabeza", "que no sabe donde tiene la mano derecha", que "se presta encantada a hacer todo tipo de atrocidades y barbaridades"… Una víctima del terrorismo que tuvo que vivir durante años con escolta, amenazada de muerte cada mañana en su mail, acosada por esa teoría de la conspiración del 11M que la muy católica radio de los obispos alimentó.
Ayer Pilar Manjón y otras tantas víctimas fueron muy valientes y generosas. Por aceptar una ceremonia católica como funeral de Estado, a pesar de que entre las víctimas hay personas de otras creencias religiosas o que directamente no creen en dios. Por tener que tragar toda la soberbia y la hipocresía de un Rouco Varela que, más que dar sermones, debería de pedir perdón. Por acabar con la división entre las víctimas del 11M, aunque para ello tuviesen que admitir una ceremonia y un orador intolerables para la ocasión.
No sé si Pilar Manjón ha perdonado a Rouco Varela por todo el sufrimiento que desde su púlpito radiofónico provocó en ella y en toda la sociedad. Yo no. El perdón cristiano requiere dos cosas: arrepentimiento y confesión. Y Rouco aún nos debe las dos.
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Octavo mandamiento: No mentirás
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