Dos millones de euros gastados al año en mantenimiento y más de cinco millones de euros de lucro cesante por el dinero que se deja de ganar. Este es el dinero que el Estado pierde al año en tener cerrado uno de los edificios más emblemáticos del patrimonio del Estado en Madrid: el Palacio de Congresos. El recinto, conocido por el mural de cerámica que Joan Miró diseñó en 1979, está cerrado desde el 21 de diciembre de 2012 y desde entonces languidece en pleno centro de negocios de Madrid sin perspectivas de ser reabierto.
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