Mahmud Salme estaba presente mientras veía cómo los restos de su hermano, su padre y su tío volvían a esconderse bajo la tierra envueltos en aquellas sábanas blancas. Mientras se cerraba la angustia de los allegados de los ocho saharauis, ejecutados en 1976 por el ejército marroquí, localizados e identificados en dos fosas comunes el pasado junio; se abría la esperanza para los cientos de familias que siguen esperando una respuesta: el mismo equipo de investigación de la Universidad del País Vasco ha descubierto otras tres fosas en los territorios liberados del Sáhara Occidental. Los investigadores han tomado muestras para proceder a su posterior análisis e identificación.
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