Estupor e indignación. La noticia de la posible imputación de Manuel Cháves y de José Antonio Griñán por el caso de los EREs por parte de la juez Alaya, ha caído como un jarro de agua fría en el seno del Grupo Socialista en donde en esos momentos comparecía Alfredo Pérez Rubalcaba para explicar ante los diputados sus planes para el nuevo curso político en un ambiente de cierta euforia por las recientes encuestas que por primera vez dan al PSOE mejores resultados electorales que al PP. Dentro, según algunos de los asistentes consultados por eldiario.es, el líder socialista se hizo eco brevemente de la noticia y aseguró que aunque no había leído en profundidad el auto, tenía sus “dudas jurídicas”.
La reunión se alargó hasta cerca de las tres y media de la tarde. Cuando acabó, Rubalcaba se zafó de la prensa que aguardaba durante toda la mañana su salida y la despachó con dos frases ‘políticamente correctas’. “No he leído el auto y hay que estudiarlo”, y su expresión de “respeto” por las actuaciones judiciales. Pero la sensación que cundía entre los diputados era que la decisión que ha anunciado la jueza, justo el día de la toma de posesión del nuevo Gobierno de Susana Diaz, tenía “una clara intencionalidad política”. “Mañana, además, hay sesión de control y Rajoy debe hablar de Bárcenas”, recordaba una diputada que coincidía en esta valoración con otros compaeros de grupo.
Quien no dudó en decirlo en alto fue el diputado valenciano Ximo Puig, que opinó que todo es “muy raro”. “No sé si el calendario de la jueza es político o judicial”, manifestó, para después conminar a su partido a que mantenga “un compromiso inequívoco y clarísimo con la regeneración democrática". A puerta cerrada también hubo palabras de “solidaridad” para Chaves y Griñán.
Chaves y Zarrías se fueron a todo correr
Nada más trascender el primer avance informativo con la decisión de la jueza, pudo verse salir de la sala donde se celebraba la reunión a Cháves y a Gaspar Zarrías, su hombre de confianza. Ambos intercambiaron unos breves comentarios en los pasillos antes de abandonar el Congreso a toda prisa. Pero las cámaras de las televisiones no grabaron el momento dado que pocos se habían enterado aún de la noticia.
Dentro, según los asistentes, había muchos diputados con caras largas y rostros de preocupación. La enorme expectación que había en la puerta a la espera de que acabara la reunión era tanta que provocó alguna escena 'cómica'. Como la fugaz aparición por una de las puertas de la exministra, Trinidad Jiménez, que al ver cómo los periodistas se la echaban encima, volvió por sus pasos y optó por no abandonar la sala.
No obstante, pese al hermetismo general, el diario.es cambió impresiones con algunos diputados del PSOE que confesaron estar indignados por el momento en el que se ha hecho pública la noticia. "Esto es una broma más de la juez Alaya", comentaba un destacado dirigente socialista muy cercano a Rubalcaba. Por su parte, José Blanco evitaba entrar en honduras alegando "falta de información", aunque luego comentó a nuestro diario que no le extraña demasiado porque a él le abrieron diligencias “en plena campaña”. Otros diputados recordaban que "para que haya imputación debe elevarse la petición de un suplicatorio al Supremo y, que se sepa, no hay nada todavía". Pero la preocupación por el varapalo no se disimulaba.