“Abren en Lecrín (Granada) la primera fosa común en Andalucía de fusilados de la Guerra Civil”. Con este titular, hace diez años, la prensa de la época daba a conocer el inicio de las exhumaciones con ‘luz y taquígrafos’ en la Comunidad Autónoma andaluza. No es que nunca antes se hubiese roto la tierra pero la búsqueda de Aniceto Góngora –a petición de su hermano–, y otros 24 represaliados, fue pionera al prescindir de aquel velo de clandestinidad hasta entonces reiterado.
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