Isidoro Macías (Huelva, 1945) asegura que su única vocación en la vida es ayudar a los demás y sus palabras no son pasaje de sermón. Predica con el más vivo ejemplo desde hace cuarenta años; los últimos 20, al frente de la casa de acogida en la que cuida de las africanas que llegan a las costas de Cádiz en embarcaciones cada día más infames. El franciscano nos recibe en la casa familiar Virgen de La Palma, en Algeciras, en una mínima salita justo al lado del portón rojo de entrada al que no deja llamar gente preguntando por el Padre Patera.
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