Viéndolo a través de la TV pública egipcia nadie podría imaginar que ese señor de aspecto fatigado, vestido con una sencilla chilaba blanca y mirada perdida es Mohamed Badia, guía espiritual de los Hermanos Musulmanes. Acostumbrados a asociar la imagen de Badia a la del arengador de masas, los egipcios miran atónitos la escena. En los cafetines del downtown del Cairo las televisiones muestran la secuencia una y otra vez. La imagen de Badía ejemplifica a la perfección el fin de una era en la hermandad.
↧