Daniel Ruiz y Ana Sánchez son los números 1 y 2 respectivamente de la promoción 2007/2012 de Veterinaria en la Universidad Complutense. El curso académico que finalizó en junio de este año ha sido el de su primer año de máster: el de ella, de Virología; el de él, de Investigación en Ciencias veterinarias. Tras el aumento de precios de la Comunidad de Madrid por el que los créditos de este tipo de enseñanza casi doblaron su precio, solicitaron una beca para poder afrontar un pago cercano a los 4.000 euros. La desaparición de las ayudas al inicio de la investigación les llevó a pedir una beca de colaboración, las únicas disponibles para su nueva etapa académica y la misma que disfrutaron en el último año de carrera. Sus brillantes expedientes llevaron a que se la concedieran, haciéndose así los dos con 2.700 euros.
El problema es que, de acuerdo con las bases de la convocatoria, este tipo de beca no se puede obtener dos veces. Pero en el órgano del ramo de la Complutense no se dieron cuenta, o no hicieron todas las comprobaciones necesarias, de que Daniel y Ana ya la habían disfrutado en 5º de Veterinaria. Casi ocho meses después, la universidad les reclamó la devolución de la cuantía total. Todo bajo la amenaza de un “oportuno expediente de reintegro” y unos intereses de demora si no procedían a pagar los 2.700 euros, lo que les obligó a pagar por temor a un recargo abusivo. Un dinero que según Daniel “no irá a los suplentes de las becas”, porque tal y como le comunicaron los funcionarios a los que preguntó qué iba a pasar con dicha cuantía, “se lo quedarán la universidad y Educación”. Un extremo que no ha sido confirmado ni por el ministerio ni por la Complutense.
Es lo que les ha ocurrido a estos dos jóvenes estudiantes, ambos con media de matrícula de honor, que cuentan con los recursos justos y que se han visto compelidos a devolver una beca que les concedieron por error. “No es nuestra culpa. Es cierto que no nos leímos esa parte de las bases, pero tanto Educación como la Complutense tienen gente trabajando para darse cuenta de quién puede obtener una beca y quién no”, relata Ana, que es reacia a devolver la beca “porque me lo he currado. No es por ser avariciosa, es que me lo he ganado”.
La ayuda que recibieron les obligaba, según se recoge en la convocatoria, a “prestar su colaboración durante tres horas diarias hasta el 30 de junio de 2013” en el proyecto que propusieran. Este podía ir de estar en un laboratorio investigando o a estar de asistente en un departamento de su facultad. Es decir: por las mañanas debían estar trabajando para cumplir este requisito de la beca, y por las tardes acudir a sus clases del máster. “La beca te impide buscarte otro trabajo, ya que has de cumplir con el proyecto, que en realidad es un trabajo por las responsabilidades que conlleva. Y por la tarde teníamos el máster”, cuenta Daniel.
El otro requisito es que la beca de colaboración es incompatible con otras ayudas, como las de residencia en el hospital veterinario, aunque existe la excepción de las de movilidad que otorga el ministerio de Educación. Pero al ser de Madrid no podían optar a estas últimas.
El calvario comenzó a mediados de mayo, cuando les llamaron desde el órgano de becas de la universidad para comunicarles que debían reintegrarla porque no les correspondía, algo recogido en el artículo 4 de las bases de la convocatoria. Los funcionarios que se pusieron en contacto con ellos se limitaron a “decirnos que nos quitaban la beca, que disponen de cuatro años para corregir sus errores administrativos, y que teníamos que devolverla en dos meses”. Un aviso telefónico refrendado en una carta que les fue remitida días más tarde.
“Si fuese una ayuda me hubiese buscado un trabajo para poder pagar todo el máster, pero la beca me lo impedía. Y ahora, nada de eso ha servido”, se queja la estudiante.
La primera reacción de ambos fue rechazar esa decisión y recurrir ante los órganos competentes (la unidad de becas) para que no se les obligase al reintegro. Pero todo cambió cuando les comunicaron que de no pagar en el plazo establecido se les sumarían intereses a lo que ya les obligaban a devolver. “No nos dijeron cuánto, pero sí que subiría”, por lo que procedieron al pago, aunque mantienen su recurso.
Desde el ministerio de Educación no han confirmado a eldiario.es a cuánto ascenderían esos intereses de demora, afirmando que eso es competencia de la Agencia Tributaria. El órgano del ministerio de Hacienda ha asegurado a esta redacción que no es su competencia, y que esos asuntos los lleva el departamento de José Ignacio Wert. En el órgano de becas de la Complutense se limitan a confirmar que ese recargo existiría si no se paga en fecha y que la ley establece que disponen de cuatro años para solicitar el reintegro de becas por errores administrativos o por no cumplir los requisitos exigidos.
“Si nos la hubiesen quitado al principio no habríamos tenido problema. Pero justo ahora se dan cuenta. O no se han leído el BOE o no miraron que ya tuvimos beca de colaboración”, responde Ana a la decisión de retirarles la ayuda.
Tal y como les comunicaron en el vicerrectorado de Estudiantes de la Complutense, su experiencia también ha sido la misma que la de otros tres alumnos que deberán devolver la ayuda. Pero lo que les preocupa es que por culpa de una mal cruce de datos en la universidad haya gente que se haya quedado sin una beca en favor de ellos. “Llamé para preguntar qué pasaría con la beca, si pasaría a los suplentes que se han quedado sin ayuda por nuestra culpa”, cuenta Daniel, que revela que la persona que le atendió le aseguró que “el dinero se lo quedarían ellos, Educación y la universidad. Es decir, no nos la quitan para dárselo a otros, sino que es para ellos. Es sospechoso”, afirma.
La partida que el ministerio de Educación destina a becas en el año 2013 es de 1.222 millones de euros, un 3,48% menos respecto al año 2012 (1265 millones) y un recorte del 14,61% en comparación con el año 2011 (1.431 millones). Desde el próximo curso, a los universitarios se les exigirá sacar un 5,5 de media para lograr una exención de matrícula y un 6,5 para acceder a una beca general o de movilidad. En 2011 y 2012, el ministerio ofertó 3.304 becas de colaboración. Para este 2013 ese número se ha reducido a 2.356.