Dice que escribe en sus ratos libres y que vive de su profesión, profesor de Literatura en la Universidad de Salamanca. Pero sus libros, que prepara cuando tiene tiempo, le han hecho un hueco en un género que sobrevive a una crisis, tanto de lectores como económica. Luis García Jambrina es cauto, pero no se calla, quizá le salga su vena tan castellana como que nació en Zamora y vive en Salamanca. Una nueva novela, ahora con un guiño a ese periodismo tan denigrado como el de sucesos; con un homenaje a Margarita Landi, su auténtica precursora; y con un brindis por el papel de la mujer. Ahora bien, también aprovecha para lanzar críticas al sistema y a la actualidad.
Una nueva novela, en esta ocasión también con tintes de novela negra. ¿Por qué sigue esa estela?
No lo hago de manera deliberada. En las dos primeras novelas que escribí ["El manuscrito de piedra" (2008) y "El manuscrito de nieve" (2010)] partí de un personaje y fue el que me llevó a la época, una época que me llevó a hacer una novela histórica con tintes negros. En esta novela parto de un personaje, que para mi tiene fuerza, inspirado en la realidad, que me lleva a un mundo de lo negro y lo criminal. Es todo basado en una periodista de sucesos que se mueve en un mundo de crímenes.
¿Por qué ‘Tierra de lobos’? ¿Quiere hablar de una periodista en un país de lobos, como España, y en una empresa de lobos?
El título es simbólico. Lo saqué de un poema de Claudio Rodríguez, que es ‘por tierra de lobos’, donde habla de esta tierra, de esa época, de la miseria moral… Evidentemente tiene todas esas lecturas que plantea. El mundo en el que se mueve la protagonista es tierra de lobos, es un mundo de hombres, muy autoritario. Y a lo largo de la novela va adquiriendo un sentido más amplio, hasta el punto de… La última frase de la novela lo resume o sintetiza todo.
El libro es una historia de ficción del año 53. ¿Se podría traer a 2013?
[Risas] Empieza en el 53 porque es cuando empieza Margarita Landi, que es la inspiradora del personaje y de la novela, en El Caso. Me interesaba mucho ese año porque fue cuando el régimen intenta un lavado de cara, una cierta modernización del país que aparece reflejado en la novela a través del edificio de la Plaza de España en Madrid, con mucho simbolismo de modernismo, de gran ciudad, pero que detrás hay mucha sangre, con muchos muertos. Y el régimen intenta legitimarse ante el mundo, a través de una serie de acuerdos internacionales, con EEUU y con la Santa Sede. Un año donde se ve un cierto cambio.
Con sus tres novelas entre lo histórico y lo negro, ¿qué pretende provocar? ¿Quiere adaptar la historia al presente?
Escribimos sobre el pasado para entender mejor nuestro presente, y más cuando es un pasado muy inmediato. Ahora bien, para mí está muy claro que todavía vivimos en ese pasado o que nuestro presente todavía está impregnado de ese pasado. Me parece bien que se vean esas analogías, porque de alguna manera están ahí. No quiero que estén de forma explícita. Para mí en una novela lo más importante son los personajes, luego la trama y otros elementos que la acompañan. Si algo sale a relucir en la novela prefiero que sea de una manera implícita, que se derive de ello, y no que se diga de una manera explícita.
La protagonista, Aurora Blanco, ¿no figura en algunos pasajes del libro entre histérica o histriónica?
Es un personaje lleno de contradicciones idealistas, que se mueve entre mundos diferentes. Lo que le acaba ocurriendo es que se deja llevar por las emociones, de su propio interés, porque pone en peligro su vida, su trabajo y las vidas ajenas. Y tampoco se mueve por unas ideas determinadas, sino porque se ha visto implicada emocionalmente y eso le puede dar ese carácter histérica.
¿Aurora Blanco es la reivindicadora del papel de la mujer en la sociedad española?
Sí, desde luego. Me interesó la figura de Margarita Landi porque es un personaje singular, interesante en esa España, aunque hoy también me interesaría. Landi tuvo mucho de glamuroso, de Hollywood, de modo de vida americano en una España fea y miserable. Yo sí quería mostrar este aspecto. Primero de pionera en el mundo del periodismo, no sólo porque fuera la única reportera de sucesos que había en España y una de las pocas periodistas de calle que había. Sino también porque fue pionera en el periodismo general.
¿Este libro también es una oda al periodismo?
Es un homenaje a ese tipo de periodismo, al de sucesos. Y sobre todo a esa época sobre todo por la que está cayendo, con nuevas mordazas y una nueva situación. El periodismo escrito está prácticamente muerto.
Rafa Reig dijo hace unos meses en Salamanca que la novela negra había muerto de éxito…
No, lo que él hizo fue un conjuro, ya que confesó luego que había mucho de ironía y de preocupación en el sentido de que la novela negra moría de éxito.
Pero, ¿qué es más preocupante, la situación de la novela negra o del libro en general?
Lo preocupante es el sector del libro. Lo que está en peligro es el mundo del libro tal y como lo hemos conocido hasta ahora, aunque en estos momentos es más acelerado a causa de la crisis.
¿Cree que dentro de unos años, con la cantidad de descargas gratuitas que hay, se llegará a pagar a los autores?
El problema está en que ahora la mayor parte de las editoriales venden los libros o las descargas a un precio muy elevado, lo que favorecen las descargas ilegales, o el pirateo, y ¿para qué pagar aquello que puedes conseguir gratis?La mayoría de los escritores pedimos que los precios sean más reducidos, que se adapten a los gastos, que son pequeños, con lo que el margen del autor debería ser mayor. Esa es la idea, pero de momento no se consigue. Además, en España se solapan tres problemas: la crisis económica en general, que ha afectado al libro; la aparición del libro digital o electrónico, que estaba siendo paulatina y ahora se ha incrementado bastante; y luego está la peculiaridad de nuestro país, como es la gran tolerancia al pirateo y a la creencia de que la cultura debe de ser gratis.