Este proyecto inicial contemplaba, según Ferre, la instalación de sendos intercambiadores de vía, para que los trenes puedan pasar de ancho AVE al convencional, en las entradas a las estaciones de Santiago y Ourense. No obstante, esta planificación se varió al considerar "los entonces responsables de Adif" (en referencia al anterior Gobierno) que el paso de trenes por los intercambiadores de ancho de vía "impedían ventajas de servicio" en tiempo de viaje. "Ello también afectó al sistema de señalización, lo que supuso cambiar la implantación del ERTMS por el ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático)" en la última parte del trazado de la línea.
Frente a esas palabras, el portavoz socialista en la Comisión de Fomento, Rafael Simancas, ha recordado que la seguridad ferroviaria no la deciden los ministros "No hay tren que se ponga en marcha si un responsable de seguridad no acredita". El popular Andrés Ayala ha coincidido con Simancas en que "no es la ministra, ni el presidente de Renfe ni el de Adif quien decide si un servicio se puede dar". En ese sentido, ha reclamado no confundir la "responsabilidad/capacitación de las personas que hacen que todos los días salgan trenes" con las responsabilidades políticas.
Por su parte, el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar ha defendido que tanto el tren como el maquinista habían revisado todas las revisiones y pruebas que realiza la compañía. Gómez-Pomar ha destacado que tras los sistemas de seguridad hay un conjunto nutrido de ingenieros y profesionales que se toman muy en serio la seguridad: "Un tren no sale a funcionar si no cumple con los requisitos".