Los libros de texto que usarán los niños españoles en septiembre enfrentan a editores y Comunidades Autónomas. El ministro de Educación fijó el próximo curso como el primero de aplicación de la LOMCE, ante la oposición de algunas regiones y las quejas de otras por la falta de tiempo y presupuesto. Las editoriales funcionaron a toda máquina para tener los materiales a punto para la súbita implantación, pero ahora una parte importante de ellos puede quedarse en el almacén: varias autonomías han sugerido a los colegios mantener los libros de texto de este año.
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