Aferrado a lo más alto de la alambrada, esperó durante algo más de una hora una posibilidad remota de quedarse en España. Pisó su suelo, pero no fue suficiente: la Guardia Civil le expulsó de forma inmediata e ilegal, según la Ley de Extranjería. Según la versión oficial de Delegación del Gobierno las únicas cinco personas que sortearon la primera alambrada, fueron expulsadas cuando estaban en la zona intermedia.
Pero este joven sí había logrado entrar en Melilla: desda la última valla saltó al alumbrado, pero el cansancio le restó fuerzas y no logró agarrarse lo suficiente a la farola a la que se abrazaba. Se escurrió y descendió. Nada más posar sus pies sobre la ciudad autónoma, fue detenido y devuelto a Marruecos por la puerta que comunica con el país vecino. Eran las cinco de la madrugada.
“Solo cinco inmigrantes consiguen llegar a la zona de entre vallas, pero en ningún caso logran acceder a Melilla, por lo que Marruecos acaba haciéndose cargo de ellos”, reza el comunicado del Gobierno. La imagen muestra de forma clara cómo una personas se encuentra ya en la última valla, del lado español. Ante la negativa de bajar, un grupo de GRS de la Guardia Civil se desplazó hasta la zona con una escalera para intentar que descendiese por ella. En ese momento, el joven, asustado y consciente de su problable expulsión, saltó hacia una de las farolas que iluminan el perímetro.
Los agentes no tuvieron tiempo para colocar la escalera al otro lado. El subsahariano se escurrió desde una altura de unos ocho metros y fue interceptado en tierra por los la Guardia Civil sin proporcionarle asistencia médica. Un grupo de cerca de diez agentes antidisturbios llevaron al joven a la fuerza hasta una de las puertas de la valla que comunica Melilla con zona marroquí.
Según las cifras oficiales, cerca de mil personas de origen subsahariano han intentado saltar este sábado la valla de Melilla. Solo este joven lo consiguió en valde. La Delegación del Gobierno asegura que la malla anti trepa, más tupida que la antigua, impide una rápida escalada hacia arriba, y aporta el tiempo suficiente para que la gendarmería marroquí consiga detenerlos y frenar el salto.
El grueso del grupo fue detenido a los pies de la valla, justo antes de agarrar el alambre. Una buena parte del grupo ha conseguido zafarse del intenso control desplegado por la gendarmería marroquí, que no se ha disuelto hasta más de las nueve de la mañana, y han emprendido su camino de regreso al monte Gurugú. Para entonces, siete autobuses esperaban en la carretera que circunda Melilla al otro lado, con una capacidad aproximada de cincuenta personas por coche.
El protocolo de actuación marroquí marca a los detenidos un nuevo destino muy lejos de España. Rabat, Fez o Casablanca son algunas de las grandes ciudades que acogen a todos los que son cazados por la gendarmería o los que son devueltos a Marruecos una vez que pisan territorio español.