No llenan los titulares ni protagonizan minutos de televisión. No tienen colas interminables ni records de visitantes de esos que hacen historia. Viven a la sombra de sus imponentes hermanos mayores pero, nos atrevemos a decir, nada de eso importa. Los otros museos, esos que no son ni el Prado, el Reina Sofía, el Thyssen o el recién reestrenado Arqueológico, son pequeñas joyas desperdigadas por la ciudad que nos permiten sentir el placer de una visita relajada y descubrir otros tesoros históricos.
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