El expresidente Felipe González, con intención o sin ella, ha colocado al PSOE en un debate que les resulta muy incómodo y que, según la dirección del partido, les hace daño electoralmente y, mucho más, en plena campaña electoral: la gran coalición.
La reflexión de González, en declaraciones a La Sexta, de que un Gobierno de PP y PSOE "es posible" si "el país lo necesita", horas después de que lo hubiera rechazado tajantemente la vicesecretaria general de los socialistas y candidata a las europeas, Elena Valenciano, en declaraciones a eldiario.es, ha encendido todas las alarmas en el partido.
Así, el propio Alfredo Pérez Rubalcaba, en una entrevista en Onda Cero, se mostró este lunes más rotundo que nunca a la hora de rechazar esta posibilidad: "Mientras yo sea secretario general del PSOE, no habrá coalición con el PP".
Rubalcaba indicó que otra cosa es que exista la posibilidad de llegar a acuerdos o pactos de Estado, pero en modo alguno a un Gobierno de coalición con los populares.
Tras escuchar el nítido mensaje de los números uno y dos del PSOE, el partido salió en tromba a negar esta posibilidad, sin el menor recato de que hubiera sido el propio Felipe González quien la puso encima de la mesa.
Así, otro miembro de la Ejecutiva Federal y posible candidato a las primarias, Eduardo Madina, se mostró en la misma línea, al asegurar que "no hay ninguna opción de un pacto de gobierno con el PP".
Y, por si no quedase claro, el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, convocó una conferencia de prensa a mediodía para reiterar el mensaje.
El debate, además, ha reventado la línea estratégica de los socialistas en este primer tercio de campaña, que consistía en lanzar el mensaje de que PP y PSOE no son lo mismo -"más bien lo opuesto", llegó a decir Valenciano-, en un intento de frenar los votos que se le pueden ir por la izquierda.
Con esta ofensiva el PSOE espera zanjar el debate y que esta polémica no sea el eje central de toda la campaña electoral.
