Mientras en todas las ciudades de España se vivía una noche de júbilo deportivo, aquel 10 de julio de 2010 en que la selección española ganó el mundial de fútbol Nicola Tanno perdió su ojo derecho por el impacto de una bala de goma disparada por el cuerpo de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra, en Barcelona. A partir de hoy, día en que se hace efectiva la prohibición definitiva del uso de estos proyectiles, nadie en Catalunya volverá a sufrir una agresión como la que padeció Tanno. ¿Nadie? Habrá que ver. Cuando menos el riesgo sigue ahí, valora este joven italiano, impulsor de la campaña Stop Bales de Goma, porque la policía catalana sigue contando con escopetas de proyectiles foam, y porque según él no ha cambiado la cultura de la represión policial.
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