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Malena Pichot: "Se puede hacer un chiste con los desaparecidos, pero tiene que ser muy gracioso"

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Malena Pichot es una máquina que arrasa con los tabúes y prejuicios. Que queda feo contar las miserias de una en las redes sociales, ZAS. Que una mujer tiene que llorar a su hombre calladita, ZAS. Que una chica guapa no puede reírse de sí misma, ZAS. Que si criticas a Cosmopolitan llamándole machista, nunca te llamarán para trabajar con ellos, ZAS. Que aún así no podrás hacer un programa con mensajes feministas en ese medio, dos veces ZAS.

MG - ¿Creés que hay un machismo negado en nuestra generación?

MP - Sí. El problema es que hay un machismo negado, y un feminismo negado también. Porque incluso las personas que son conscientes de las desigualdades que hay entre las mujeres y los hombres en cuestión de derechos, no se animan a llamarse feministas. Entonces terminan siendo machistas también. Incluso cierta gente de izquierda que se considera humanista y que lucha por los derechos humanos tiene un resquemor con la palabra feminista.

Eso es lo más desalentador de todo, que la palabra feminismo dé tanto miedo. Lo que creo que es más grave, y que yo veo en las redes sociales, es que las mujeres que militan en el feminismo y tienen algo más intelectual y están en un círculo más cerrado y no tienen tanta llegada a la juventud o a lo más popular, no saben lo lejanas que están de los conceptos. Mucha mujeres que admiro, no sé cuán conscientes son de lo lejos que están en retórica.

A mí en Twitter me dicen: “A mí no me gusta el machismo pero tampoco me gusta el feminismo”, como si el feminismo fuera el otro extremo del machismo, como si fueran las dos caras de una moneda, como si el feminismo también fuera discriminación y odio. Me lo dicen muchísimo, es muchísima la gente que hasta tiene confundido el concepto, la definición de feminismo. Y eso eso es lo más grave para mí, porque incluso los que no se consideran machistas no lo entienden.

MG - Al final es un desconocimiento, es como que no se ven afectados por eso. ¿No lo ves así?

MP - Sí, obvio. Hay problemas que, cuando uno no los conoce, no sabe que existen.

MG - Igual lo están sufriendo pero no lo reconocen como un problema, el de que tu cultura sea machista, ¿es ignorancia?

MP - Sí. Es ignorancia pero es una ignorancia que responde a un discurso hegemónico machista. Es una ignorancia muy conveniente. No es casualidad que nadie sepa bien la definición del feminismo. No es casualidad que a la gente le dé vergüenza llamarse feminista. Es parte del machismo imperante.

MG - ¿Cómo actúa la gente que te sigue, tu audiencia, ante mensajes de denuncia del sexismo?

MP - Hay un montón de personas que reaccionan muy bien y otras que reaccionan muy mal, pero no me importa. (Piensa) Hay todo un miedo a la crítica de la gente. Después de que mucha gente te critica casi es como que se transforma en la nada misma. Y es real que hay un montón de personas que te dicen cosas muy lindas pero muy lindas. Es por esa gente que uno no deja de hacer lo que hace. Si fuese pura gente puteando (criticando), puras críticas, me pongo a vender panchos (perritos calientes). Pero como también hay gente que te dice "seguí, seguí, seguí", te dan ganas de seguir.

MG - Vos estuviste en tele, estás en radio, en teatro, y estuviste siempre en redes sociales. ¿Notás alguna diferencia en la recepción de tu mensaje en esos medios?

MP - Sí. En la tele no hay espacio para nada. La tele es un espacio muy hostil que nada tiene que ver con luchas nobles, que por ahí cada tanto uno puede tener una posibilidad de meter algo, de casualidad, puede tener la oportunidad de meter algo. Yo hice unas entrevistas con dos personas que son muy nefastas pero a la vez muy graciosas...

MG - Eduardo Feinmann, ¿y?

MP - Feinman y Etchecopar. 

(Nota: Eduardo Feinmann es un periodista argentino de ideología conservadora y una posición manifiestamente contra el aborto y las drogas. “Baby” Etchecopar es un presentador de radio que suele hacer declaraciones polémicas, algunas machistas.)

Yo sabía que esas entrevistas me iban a dar la posibilidad de decir lo que pienso, mucho más que cualquier otro programa. Yo sabía que si me sentaba con mis enemigos, entre comillas, podía usar el discurso del enemigo en su contra y el mío a mi favor y podía mostrar mucho más que si iba a cualquier otro programa. Hay que saber usar la tele, pero también es muy difícil. Uno cree que “ahora voy a la tele y voy a romper todo”, y es mentira, la tele te gana siempre. La tele no es un medio muy fácil. Los otros son medios más fáciles y más efectivos, por ahí para mi creación. La tele todavía es el más popular. Pero ya se va a terminar, igual.

MG - Leí algo que habías dicho en una entrevista y me llamó la atención: “Mi sueño es que la tele me dé plata para poder hacer cosas en internet”. ¿Qué te permite internet que no te permite la tele?

MP - Mi sueño es hacer cosas en internet, no sé si es que la tele me dé plata. En Argentina es muy difícil conseguir plata para cualquier cosa, y en principio hay que hacer mucho lobby y eso a mí no me sale. De internet me gusta la autonomía que uno puede tener, que uno puede decir realmente lo que quiere. 

La viralidad en internet es honesta. Algo se hace viral en internet porque la gente lo compartió. Punto. Y en la tele las cosas tienen que ver más con lo que te imponen. A vos te imponen personajes que vos mirás, porque prendés la tele y están ahí. En internet hay un esfuerzo más grande de buscar las cosas, vos tenés que ir a buscar lo que querés. Hay un proceso intelectual más fuerte que en la tele, y es más honesto. Lo que se hace viral no se hizo viral porque le pusieron plata, porque le pusieron publicidad, porque le pusieron helicópteros. Lo que se hizo viral, aunque sea un gatito, se hizo viral porque a la gente le gustó, fin. Me parece que esto es lo más imbatible de internet. Que es como una democracia extrema pero es así, está bueno.

MG - ¿Existe el público de mierda? ¿Tenés una imagen de tu público, de a quién le estás hablando vos ahora?

MP - ¿Mi público ideal? En mi imaginario, son mis amigos. Y la gente que respeto y admiro y que me gustaría hacer reír. No pasa de eso. Después hay un montón de gente rarísima (risas) a la que también le gusta lo que hacés.

En la tele también hay una especie de subestimación del público. Los productores hacen cosas que no mirarían. Hacen cosas que a ellos no les causa gracia pero que “la gente se va a reír con esto”. “Yo no me río con esto, yo me río con cosas mejores, pero la gente con esto se va a reír”. Hay mucho de eso en la tele también.

MG - ¿Cómo hacés para soportar la tele? Justo un programa que se ve tan alejado de lo que hacés vos.

MP - Lo que pasa es que la tele la ve muchísima, muchísima, muchísima gente. Yo no soy militante en los términos que hablábamos antes. Si yo fuese ese tipo de militante no me escucha nadie, y hablo para nadie. Sé lo que es hablar para nadie porque estudié Letras. Fuimos un grupo de freaks estudiando cositas que están buenísimas y que son un flash y me dieron todo, pero... sí, es un bajón la tele pero hay que usarla. Hay que tener mucho cuidado, porque te toma por completo, de alguna manera. Yo hice Duro de Domar, ¿lo conocés?

MG - Sí, por ese programa es por el que te preguntaba cómo soportabas la tele.

MP - Lo soportaba porque era la única manera de hacer Cualca. Me obligaban a ir al piso (plató), yo no quería ir al piso. Pero hice Cualca, con un montón de vídeos que tienen un montón de mensajes que están buenos, y para eso tuve que sentarme ahí y hablar con un montón de boludos y pelearme con un montón de boludos, pero aprendí. La próxima vez que esté en una habitación así no hay que debatir nada con nadie ni discutir pelotudeces. Es todo muy difícil.

MG - Hablando de la fama, me parece muy curioso lo que pasa con vos, porque sos una persona cuyo discurso no es nada mainstream pero llegás a ser conocida o popular. ¿Sos popular? ¿Ha cambiado algo el haber estado en la tele y que tu cara sea conocida para más gente?

MP - Ya hace como 2-3 años que soy conocida, pero es un ser conocida muy tranquilo. No me siento ni muy famosa ni muy popular. Viajo en subte todos los días a la radio y no siento que no pueda estar caminando por la calle ni muchísimo menos. En el subte siempre me saluda alguien “me encanta lo que hacés, hola”. No me siento famosa, pero que la gente me conoce es real. A mí todavía me sorprende.

Lo que pasa es que en Argentina ser famosa es estar todos los días en una novela (culebrón), eso es ser famosa de no poder caminar por la calle. La vida del famoso tiene cosas divertidas y un montón de cosas muy caretas en las que yo trato de no caer. Es refácil no ser famoso. Hay como un imaginario de “y de repente te hiciste famoso y no lo podés parar”. No. Todos los famosos laburan mucho para seguir siendo famosos. Mucho. Van a eventos, se sacan fotos, van allá, van acá. 

Viste que se usa mucho “ay, no quiero que me saquen fotos, no quiero que me preguntan de mi vida”. A mí nadie me pregunta de mi vida, porque a nadie le importa. Es muy fácil que a la gente no le importe tu vida.

MG - Decís que hay cosas buenas que tiene la fama, ¿cuáles son esas cosas para vos? ¿Sentís alguna responsabilidad asociada a eso? Parece que siempre decís lo que pensás y que no te ponés límites para eso, pero en algún momento pensaste "esto no lo puedo decir en Twitter porque tengo tantos seguidores y puedo causar algo que no quiero que suceda”?

MP - Sí. Al principio en Twitter y en los vídeos era mucho más inconsciente porque me seguía mucha menos gente. Después, el filtro que te vas poniendo es un filtro personal, no es que nadie te diga nada, pero empezás a respetar un poco más el que la gente escuche. Entonces cuando tuiteo algo digo: esto para qué lo digo, por qué lo digo, y antes era más “eeeh” (hace un gesto como que le daba igual). Puede ser las dos cosas, que crecí o que tengo más seguidores. Pero sí, estás más consciente. Tengo 700.000 seguidores y a veces hago un chiste pelotudo pero más veces trato de decir algo que sirva de alguna manera para algo.

Antes era más bardera (insultona), después me di cuenta que bardear (provocar) es muy de adolescente y muy resentido, bardear al pedo te deja muy mal parado. Por eso estoy menos bardera que antes, no tanto porque tenga miedo sino porque es poco inteligente estar muy enojado.

MG - Estudiaste Humanidades (Letras). ¿Qué querías ser cuando seas grande?

MP - Yo nunca supe qué iba a ser de grande. Si es que ahora soy grande. Nunca jamás en la vida lo supe. Estudié Letras, que es muy la carrera de la gente que no sabe lo que va a ser de grande. Me pasé toda la adolescencia viendo sitcoms y jamás me imaginé que iba a hacer standup. Jamás, jamás. Me gustaba mucho escribir pero no tenía idea de cómo lo iba a lograr.

MG - ¿En qué punto empezaste a vivir de lo que te gustaba hacer?

MP - Cuando me llamaron de MTV para hacer La Loca de Mierda, ya estaba haciendo standup y ganaba plata con eso, pero cuando me llamaron de MTV dejé mi trabajo, así que ahí.

MG - Lo primero que yo ví tuyo entero fue Jorge, que ganó un premio. Ahí había una forma muy natural de mostrar la realidad de un discapacitado sin caer en la lástima o la superioridad, creo que nunca vi eso en la TV argentina, ¿cómo sucedió? ¿Cómo lo preparaste?

MP - Fui al Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación) y hablé con una chica que trabajaba ahí, que era discapacitada y tenía mucho sentido del humor. Yo le había dicho a una amiga: necesito hablar con alguien que esté en una silla de ruedas porque es obvio que hay un montón de cosas que yo no sé por no estar en silla de ruedas. Es una locura ponerme a escribir una serie sin hacerlo, que seguramente en la tele lo hacen mucho. Yo le pedí a ella que me contara las cosas de todos los días, como las discriminaciones. Tuve la suerte que me tocó esta señora -digo “señora”, tenía 40 años, soy una hija de puta (se ríe)- esta chica que tenía mucho sentido del humor y me contaba lo que le pasaba a ella sin drama y pude aprovechar eso.

Es lo que decíamos antes de que el que no lo sufre no se da cuenta, a mí me flasheó mucho eso de todas las cosas que le pasan a una persona en silla de ruedas y que uno ni se imagina. Que son chiquitas y no son realmente importantes pero que terminan jodiendo. Un ejemplo es que todo el mundo le hablaba como a un bebé. Como (pone sonrisa falsa) “¡Ay holaaa, cómo estás!”, son esas cosas chiquitas que son fascinantes y que uno ni se imagina.

MG - ¿Cuando te llaman de Cosmopolitan para hacer Por Ahora, te costó aceptar la propuesta?

MP - Estas son esas cosas que nadie sabe… El Cosmopolitan de la tele no tiene nada que ver con la revista Cosmopolitan. Es como una gente que tiene la marca, tiene ese nombre y nada más. Esto te lo cuento porque ponele, yo con la editora de Cosmopolitan tuve una pelea, una boludez. Yo hice un tuit y la mina se reenojó e hizo un editorial en la revista… nada. Boludeces. Intrascendente total. Pero bueno, los que me llaman del canal Cosmopolitan no tenían ni idea de que yo tenía esa pelea, no tenían idea que yo barreaba (criticaba) siempre a Cosmopolitan, no tenían idea de nada.

MG - ¿Y ellos por qué te llaman? ¿Dónde te habían visto?

MP - Ellos me conocían de… conocerme, de la tele, de internet. Lo que pasa es que con la plata que ellos me dieron yo logré hacer lo que hago siempre, no es que yo cambié para estar ahí. No hice Cosmopolitan, hice lo mío. Pero eso es lo que yo te decía de saber manejar la tele. Yo luché muchísimo, me pelée mucho todos los días para poder hacer lo que yo quería hacer. Lo que pasa es que hay un montón de cosas que la gente que te putea no entiende, no sabe, que es que en Argentina es imposible que te pase lo que me pasó a mí. Es imposible que venga un canal que te diga tomá, esta plata, hacé una serie. No existe en Argentina bajo ningún punto de vista. Los únicos que hacen series en la tele: (Adrián) Suar, Endemol, Underground, y ya está. Lo dudé porque sabía que la gente me iba a cagar a puteadas, pero era imposible decir que no. Imposible.

MG - ¿Y te pasó eso? ¿Hubo algún tipo de reclamo por parte de la gente que te seguía?

MP - Los reclamos fueron antes de verlo, y los que lo vieron no podían decir nada porque seguía siendo igual de delirante que lo que hacemos siempre con los chicos de Cualca.

MG - ¿Sos perfeccionista? ¿Te criticás mucho tu trabajo?

MP - Sí… No sé. Nunca estoy plenamente contenta con nada… Mi límite es que no me dé vergüenza, es como “bueno, esto no me da vergüenza, lo podemos mostrar”.

MG - ¿Hacés guiones, dirigís y también actuás?

MP - No, no dirijo. Siempre estoy con directores con los que me llevo bien y que puedo opinar. Los guiones son míos, sí. En Por Ahora trabajé con los actores que hacemos Cualca, todos aportábamos y yo era la que ordenaba todo digamos, en una estructura oficial pero las ideas eran una cosa grupal. Para que todo salga bien la cosa es armar grupos. Nunca podría hacer algo con un director que no me llevo bien o que no conozco, o que no me gusta mucho lo que hace, siempre es armar equipos buenos.

MG - ¿Cuál fue el mayor acierto de tu carrera?

MP - (Piensa) No sé, pero es que yo a muchas cosas digo que no. A mí me llaman de la tele y vos no te das una idea de las cosas que me ofrecen. Tipo los realities más pedorros y los programas más mierda que existen. “¿Pero vos me conocés?, ¿sabés lo que yo hago?” y me ofrecen Celebrity Splash! (la versión argentina de Splash! Famosos al Agua) y cualquier pelotudez.

No sabés las cosas que me ofrecen, así es que termino haciendo muy poco, como Jorge, Por Ahora… Termino haciendo muy poquito porque todo es horrible. ¿Los aciertos? Hacer muy poco y que esté bueno. Me parece que eso es: hacer lo poco digno que se pueda encontrar. Es verdad que con Jorge hablo de otra cosa, no hablo de cuestiones de género y por ahí eso le llamó la atención a otra gente.

MG - ¿Qué consumís normalmente: libros, radio, tele, películas, series?

MP - Todo eso.

MG - ¿Qué series ves?

MP - Veo muchas series. Ahora estoy huérfana de series, porque terminé de ver House of Cards y no me estoy enganchando con nada. Porque también es…  ¿viste? Tenés que encontrarla. Pero me gustan un montón. Me engancho con boludeces también, me enganché con Avenida Brasil,¡ah! como loca, ¿la conocés?

MG - No.

MP - Es una novela brasileña que es un poquito mejor que la novela tradicional, pero sigue siendo una novela-novela derecha. Es un éxito en Latinoamérica, una locura. Muy divertida también.

MG - ¿Ves comedias?

MP - Ya las ví todas (se ríe). Me gusta mucho Arrested Development. Por eso te decía que ahora ahora no tengo ninguna. Por eso, la última que me gustó mucho fue esa y otras como The Office y Curb (your enthusiasm), pero esas ya tienen años. (Piensa) ¡Ah! Derek. Me encanta esa. Esa fue la última que me gustó.

MG - Vos hacés radio. ¿La escuchás?

MP - No, ya no. Escuché muchos años y ahora no encuentro… Escucho la Nacional Rock, donde estoy yo, (hace un programa que se llama Burundanga, todos los días). Me gusta la programación, en varios programas hay amigos míos y en el auto por ahí escucho. Aunque esto no puedo decirlo mucho…

MG - ¿Qué leés? ¿Ficción o no ficción? 

MP - Me cuesta leer ficción ahora, engancharme con una novela. Pero novelistas cortas sí leo. Ensayos, teoría, eso sí leo. Ahora estaba leyendo uno de Kristeva sobre Hannah Arendt y cosas así.

MG - Hablando de standup, ¿te ponés algún limite en el humor, en los temas que preparás? ¿Hay algún tema con el que digas con esto no me voy a meter?

MP - El límite es que no sea gracioso. Para mí, si es gracioso no hay límites. Lo que pasa es que hay temas con los que es más difícil conseguir que sea gracioso. ¿Vas a hacer un chiste sobre los desaparecidos? Perfecto. Se puede. Pero tiene que ser muy gracioso. Porque si no, es simplemente una hijadeputez. 

Hay temas que exigen que el chiste sea muy bueno. Como que si yo hago un chiste sobre pedos, puede ser que sea medio malo, total es sobre pedos. Pero si voy a hacer un chiste sobre el aborto —no,  para mí el aborto no es un tema serio—, sobre los desaparecidos, que sí es un tema más serio, tiene que estar muy bueno. Si no, en esos chistes te puede saltar la ficha de tu pensamiento real. 

Es fascinante, cuando ves a gente que se quiere hacer el políticamente incorrecto, no, en realidad sos un fascista escondido y no te das cuenta que lo que acabás de decir es una barbaridad. Eso pasa mucho en el standup: voy a hacer chistes de desaparecidos y en realidad estás diciendo cosas muy nazis, muy graves, como que se confunde todo en el standup local, pero esto también pasa porque hay un problema grave de educación en nuestro país.

MG - ¿Hay mucho standup en Argentina?

MP - Ahora sí.

MG - ¿Y hacen chistes de desaparecidos?

MP - Muy poco… Yo vi uno, que encima no era argentino. Nadie se anima a hacer eso pero cuando lo hacen es deleznable. El standup local está muy… horrendo. Todo se trata de hablar mal, tipo “mi señora que no me deja ver la tele, mi señora lo otro”. Pero hay un par de chicos que lo hacen muy bien y son muy genios, y que en un par de años van a triunfar. Noelia Custodio, por ejemplo, Bimbo, Charo López, chicos de mi edad, hay varios que no son ni los populares ni los conocidos, pero son muy buenos.

MG - ¿Cómo ves a la Argentina?

MP - (Abre los ojos exageradamente y piensa) No... no sé, para mí el Tercer Mundo es el Tercer Mundo.

MG - ¿Argentina sigue siendo Tercer Mundo? No todos los argentinos van a reconocer que son Tercer Mundo.

MP - Oooh, no, obvio, ya lo sé. También es que somos Tercer Mundo por culpa del Primer Mundo. Para mí las cosas que se dicen de la Argentina hoy son las que escuché toda mi vida: la inseguridad, la inflación...

MG - ¿No mejoramos nada?

MP - La Argentina es siempre cíclica (hace un círculo con el índice) está todo más o menos bien, está todo mal de vuelta, está todo más o menos bien, está todo mal de vuelta. No me parece que esté como dicen los medios, que está a punto de caer todo, es un desastre y vamos todos a morir y hay una guerra civil. Eso en lo más mínimo. Está, lamentablemente, como siempre.

Hubo un momento de mejoría con el principio del kirchnerismo, yo creo. Yo me acuerdo de ver menos chicos en la calle y me acuerdo de un momento de bienestar. Y ahora está todo mal de vuelta… Pero eso de estar todo mal son todas operaciones y decisiones de gente que dice eso. No sé. Yo tengo pocas sensaciones optimistas sobre todas las cosas en general, pero sobre el Tercer Mundo sobre todo, sobre todo porque para mí todos los problemas son un problema de educación y nunca se apuesta a la educación. Jamás, nunca es una opción.

MG - ¿Qué te da miedo hoy a vos?

MP - No tener trabajo, creo. Y la muerte. Muy parecido (nos reímos).

MG - Pero no es un miedo real, vos vas a tener trabajo, sos una persona con muchas posibilidades de tener trabajo, pienso.

MP - (Abre los ojos sorprendida) ¡Me encanta que pienses eso! Yo no sé.

MG - Bueno, es tu miedo y lo respeto.

MP - Quiero decir es que los trabajos que me gusta hacer a mí son muy difíciles de conseguir: guionista, actriz o comediante. Y hasta ahora es como que todos esos trabajos me los inventé yo. Las únicas dos llamadas que me interesaron y que no fueron proyectos que impulsé yo fueron Gillespi y Campanella. Y en el medio me llamaron para novelas (culebrones)... Si algún día no puedo generar más trabajo voy a terminar en Celebrity Splash! (risas). Ahí está, ese es mi miedo.

MG - No poder hacer el trabajo que te gusta.

MP - ¡Terminar en Celebrity Splash!. Poné eso. (risas)



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