Dos cuestiones han herido el orgullo de los socialistas tras la derrota: la campaña que busca identificar al PSOE con el PP, como si defendiéramos lo mismo, y la forzada estrategia de la derecha insistiendo en su relato sobre la herencia recibida de Zapatero para intentar justificar su política antisocial. Ambas deben ser combatidas recuperando convicciones y luchando con iniciativas políticas en favor de la solución a los problemas prioritarios.
El objetivo es curar una herida que sangra, más profunda, a base de compromisos ciertos y tenacidad para marcar la iniciativa política. Pero el tiempo de la legislatura avanza a gran velocidad y el plazo disponible para la toma de decisiones que nos reclama un Estado en emergencia se va agotando sin que estas lleguen. Y ello nos hace corresponsables ante la ciudadanía. En cambio, cada día que pasa es un drama y la semana se hace eterna para quienes sufren la crisis desde los estados de pobreza, ajenos a los síntomas de la recuperación basura que venden Rajoy y Montoro.
¿Cómo reaccionar ante la tendencia a no creerse nada de los políticos? Queda algo más de un año para las elecciones generales y los socialistas corremos el riesgo de no hacer los deberes que la ciudadanía nos impuso como castigo en las pasadas generales. Y ese plazo debemos dedicarlo a tratar de devolver la dignidad a la gente que sufre un doble castigo: el derivado de la crisis con sus secuelas y el tener que soportar un reparto injusto de sacrificios que clama al cielo ante los comportamientos inmorales, los corruptos impunes, los defraudadores a Hacienda y los datos sobre cómo los ricos se han hecho más ricos.
Devolver la dignidad a la ciudadanía supone la reconstrucción del estado del bienestar y una propuesta económica alternativa a la que nos impone la derecha como salida de la crisis. Esas serían las banderas del PSOE y la base de un relato sobre las prioridades con el que liderar esta sociedad desengañada. No resultará fácil porque van a interferir las elecciones europeas, las municipales y algunas autonómicas, una crisis que seguirá acompañada del paro, los recortes y la involución democrática, las primarias abiertas del PSOE con sus tensiones y una grave situación política en Catalunya que amenaza con condicionarlo todo si explotara de repente.
No seré yo quien niegue los errores e indecisiones que hemos cometido, incluido el fallido Congreso Federal del PSOE. Pero prefiero no ser "impertinente" y centrarme en la acción sobre las cuestiones prioritarias que necesitamos perfilar, remarcar e insistir con iniciativas concretas y con una planificación que las sostenga en el tiempo; siempre con independencia del resultado de las europeas :
1- La lucha contra la pobreza y la exclusión en sus diferentes variantes exige seguir reclamando un plan dotado de recursos suficientes, como expresión inequívoca de nuestro compromiso con la igualdad.
2- Una alternativa económico-social propia, creíble y explícita frente al modelo del Gobierno de Rajoy para salir de la crisis. Pero no puede surgir de una fundación ni resultar un sumatorio de buenas intenciones, sino consecuencia de un proceso abierto a la participación de agentes y movimientos sociales.
3- Presionar en el Congreso para que se aprueben las reformas legislativas que exige la regeneración democrática del sistema político, las medidas efectivas contra la corrupción y la apertura de cauces innovadores en favor de una democracia participativa (empezando por la reforma del reglamento del Congreso). Buscamos dignificar la desprestigiada democracia representativa y las instituciones, y si el PP se niega o pone límites inasumibles, el PSOE debería convocar una gran movilización.
4- Defender, de acuerdo con las demás fuerzas de progreso, un giro social de la UE que abra un nuevo ciclo de políticas europeas para el crecimiento centrado en las ayudas a la creación de empleo para jóvenes y en inversiones para proyectos sostenibles. ¡Empujemos a la izquierda gobernante en Francia, Alemania e Italia!
5- Difundir nuestro proyecto de reforma fiscal progresiva, acompañada de medidas contra el fraude fiscal y la evasión y en favor de la eliminación de los paraísos fiscales. Buscamos castigar a tanto delincuente de cuello blanco como hacer un reparto justo de sacrificios ante la crisis.
6- Hacer pública nuestra propuesta abierta sobre la reforma de la Constitución para garantizar el respeto a los derechos sociales y las libertades y buscar, desde el diálogo y el reconocimiento de España como un Estado plurinacional, una salida al laberinto en el que hemos metido entre todos a Catalunya. Ya sabemos que Rajoy y Mas no están por la labor, pero eso no puede llevarnos a la parálisis sino a provocar el debate en la calle con propuestas que resuelvan problemas y nos identifiquen.
7- Presentación de la Moción de Censura a Rajoy tras las primarias abiertas, por su gestión de la crisis y la corrupción generalizada del PP, si no queremos ser juzgados severamente por la historia.
El problema es si tenemos credibilidad a la hora de defender estas prioridades. De ahí surge la necesidad de crear las condiciones que hagan posible que un socialista intente poner fin a la falta de liderazgo de país y recupere el pulso y la confianza de los electores.
Me refiero a la capacidad de motivar a la militancia y los cargos públicos para devolverles la ilusión y su orgullo; a la conexión con la sociedad y los movimientos sociales y, por tanto, a la apertura de procesos de participación e implicación ciudadana para concretar y hacer avanzar cada una de las prioridades expresadas; a la valentía y creatividad necesarias para marcar el curso en el Congreso y en la sociedad; a la celebración democrática y clarificadora para la ciudadanía de las primarias abiertas y a la elección de un liderazgo para el PSOE que sea compartido, cívico e integrador.
Si no hacemos los deberes, obtendremos la crítica de los adversarios y el rechazo de los electores a quienes deberemos rendir cuentas de nuestra gestión en otoño de 2015. Sin olvidar que la ciudadanía está alerta ante programas electorales engañosos que recuerdan las cartas a los reyes magos. Y que la ėtica, la responsabilidad y la pedagogía han de ser compañeras permanentes de nuestra acción política, en especial a la hora de perfilar nuestro programa. ¿Cabe preguntar si todo lo expuesto será palabrería o habrá detrás suficiente voluntad real para transformar el papel actual de la política?