Estados Unidos, Ucrania, Rusia y la Unión Europea acordaron el jueves en Ginebra rebajar las tensiones en el este de Ucrania con una serie de medidas que incluyen el desarme de los grupos ilegales y el envío de observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, anunció el acuerdo al término de la reunión, celebrada tras una escalada de la tensión en el este de Ucrania fronterizo con Rusia, donde en los últimos días grupos de activistas prorrusos tomaron las sedes de varias instituciones oficiales, incluidas algunas comisarías.
El pacto obliga a que desaparezcan todas las milicias armadas que existen en Ucrania. Además, los manifestantes deberán abandonar las sedes oficiales ocupadas, lo que incluye las instalaciones del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) ocupadas en el este por los grupos prorrusos. El Gobierno ucraniano deberá liberar a los detenidos por ocupar edificios y no perseguir jurídicamente a aquellos que lo hayan hecho.
Casi todas estas condiciones obligan al Gobierno de Kiev, aunque le permite poner fin a la ofensiva de los grupos prorrusos del este sin que se produzca un derramamiento de sangre de consecuencias imprevisibles.
La aplicación del acuerdo sobre el terreno será muy difícil y su éxito no está garantizado. Un dirigente de los manifestantes prorrusos que ocupan la sede del Gobierno regional de Donetsk ya ha advertido que tendrán que ser los otros los que den el primer paso. "Si (el acuerdo) se refiere a todas las plazas y edificios públicos, supongo que deberían empezar con (la plaza) Maidán en Kiev. Veremos lo que hacen antes de que tomemos aquí una decisión", dijo Alexander Zajarchenko en una conversación telefónica con Reuters.
Vigilancia por la OSCE
El acuerdo supone también el envío de más observadores a la misión de la OSCE en el territorio ucraniano con el respaldo de EEUU, Rusia y la UE. Esta presencia de la OSCE favorece a Ucrania. En la crisis de Crimea, los grupos prorrusos que forzaron la secesión de la provincia impidieron la presencia de estos observadores, que además fue muy escasa.
Una salida política definitiva está aún lejos de conseguirse. Sin embargo, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, se ha mostrado a favor de una alternativa deseada por las regiones del este y sur del país reticentes a aceptar la autoridad de Kiev. Kerry ha dicho que es muy importante la puesta en marcha de una reforma constitucional en Ucrania, que permita dar a las regiones prorrusas el autogobierno que desean, y que elimine el riesgo de de discriminación a las minorías.
En la reunión de Ginebra han participado el canciller ruso, Serguéi Lavrov; la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton; el secretario de Estado norteamericano, John Kerry; y el ministro de Exteriores ucraniano, Andrei Deshchitsa.