En París y Bélgica, las entradas para los Rolling Stones se agotaron en menos de una hora. En Holanda, 30 minutos. En Berlín y Düsseldorf, 8 y 25 minutos respectivamente. En España tardaron 11 horas, y no por falta de interés. Docenas de miles de fans de los veteranos hicieron cola durante horas, tanto online como en las tiendas. El sistema de venta estuvo caído desde el primer minuto de la campaña de venta y la promotora no está disponible para ofrecer una explicación.
"Imposible procesar tu petición (superado el número de máximo de usuarios en cola)", esas eran las temidas palabras que se repetían en un millón de pantallas. Pero no sólo en las colas virtuales cundió el pánico. Aquellas personas que fueron a comprar las entradas para el concierto de los Rolling Stones presencialmente se encontraron con el mismo mensaje, aunque retransmitido por los dependientes de Carrefour, la Fnac y otras tiendas. Los que llamaron al 902 10 00 25 tampoco tuvieron más suerte. Todos dependían de la misma plataforma.
La promotora del 14 On Fire Tour, Doctor Music, animaba desde primera hora de la mañana a los españoles a ser rápidos en sus acreditaciones, y los fans obedecieron, sin saber que la mañana se torcería en todos los sentidos. A partir de las 10 de la mañana se emitía desde los servidores de Ticketmaster la profecía del desastre, "El sistema de venta de entradas está funcionando, sólo tienes que permanecer a la espera. Gracias por tu paciencia".
Lo que no se leía en redes sociales precisamente eran mensajes de satisfacción, las 54.000 localidades disponibles se repartían con cuentagotas. El Twitter oficial de la banda británica no tardó en pedir disculpas y rogar paciencia a los fans de la función de Madrid.
#StonesMadrid Apologies to anyone who's been unable to get tickets so far, the site should be up & running again soon
— The Rolling Stones (@RollingStones) abril 2, 2014
La locura de la incertidumbre
Las largas colas, tanto de los puntos de venta presenciales como la Fnac de Callao, como de la web de Ticketmaster avanzaban a un ritmo caprichoso. Además de la congestión de la red, los dependientes de las tiendas tuvieron que establecer su propio baremo de justicia al no poder solicitar varias entradas a la vez. "Lo máximo que puedes comprar en estos casos son seis entradas, en Carrefour nos dijeron que no nos podían dar más de dos y que si queríamos más debíamos hacer de nuevo la cola", nos cuenta uno de los afectados.
En la web el azar estaba servido. Las horas de espera en la cola virtual no eran garantía de ticket, pues en ocasiones al introducir los datos, la plataforma expulsaba al cliente de la lista. Los comunicados que se emitían desde Doctor Music inducían al desconcierto, pues animaban a dirigirse a los puntos de venta o al teléfono (902 15 00 25), que tampoco funcionaban correctamente.
La avalancha de demandantes es el hierro candente al que se han aferrado los sistemas de ventas, pese a que hace apenas unos días las entradas de Kate Bush en Reino Unido se agotaron en 15 minutos. En esta ocasión los servidores se colapsaron, como suele ser habitual, pero no impidieron colocar 77.000 localidades en once vueltas de reloj.
Sin embargo, tras la odisea, a las nueve de la noche estaban colocadas las 56 millares de entradas que permitirán disfrutar de los Stones en vivo. La expectación se ha impuesto sobre los precios, que oscilan desde los 85 euros a los 225 de los asientos más cercanos al escenario. Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire, sin contestar: ¿por qué no contrataron más servidores?