Los relatos vitales de algunas de las personas que participan en las marchas son un retrato de lo que está pasando en este país. No llegar a fin de mes, tener la nevera vacía, acostarse a las siete de la tarde por ausencia de luz eléctrica, tiritar de frío por falta de calefacción en la casa o haber recibido una orden de desahucio son experiencias que nos cuentan algunos participantes de la llamada columna sur de las Marchas de la Dignidad, la más numerosa, procedente de Andalucía y a la que se ha unido ya la columna de Castilla.
Integrada por cientos de personas, ha llegado ya a los pueblos de Madrid. En ella participa el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), con su portavoz, Diego Cañamero, al frente.
"Aquí hay de todo, tanto a nivel político como sindical, esto es un arco iris de todos los colores, están presentes todo tipo de sensibilidades, participamos más de 300 organizaciones en total. Hay campesinos, autónomos, pensionistas, jóvenes desempleados. Encabezando la marcha tenemos a dos personas de 75 años", explica Cañamero ante nuestra cámara.
En cuanto se pone a hablar, se forma un círculo en torno a él. "Muy bien, Cañamero", le grita una vecina, Amalia del Castillo, que se ha acercado para saludarle. Él continúa:
"Con estas marchas queremos movilizar a lo que el PP llama la mayoría silenciosa. Que la gente le diga al Gobierno que se le han terminado los plazos, que el voto no le da derecho a abusar de la gente. Queremos unir a la mayoría de la población. Queremos que la gente no llore detrás de sus puertas, que su grito lo ponga en la calle. Queremos una sociedad donde la gente no sufra, donde todos tengamos derecho al trabajo, a la vivienda, al futuro, a la dignidad".
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"Vamos a Madrid a enfrentarnos al paro y la injusticia"
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