Los jueces de instrucción de la Audiencia Nacional escudriñan los pequeños huecos que el Gobierno les ha dejado para mantener con vida la justicia universal. El más decidido es por ahora Santiago Pedraz, que a la espera de eventuales recursos ha salvado el caso de la muerte del cámara José Couso en Irak. Su compañero, Eloy Velasco, también aprecia posibilidades de seguir adelante con la investigación del crimen en El Salvador del jesuita Ignacio Ellacuría, cometido en 1989.
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