Apenas cinco años después del estallido de la burbuja inmobiliaria, España vuelve a ser el centro de atención mundial de los interesados en invertir en ladrillo. Aunque ahora el caramelo ha cambiado de envoltorio. Ya no se trata de comprar para vender rápido. "Los inversores quieren ir tomando posiciones para cuando llegue la recuperación de los precios. Y eso no ocurrirá antes de 2016", advierte Andrés Escarpenter, consejero delegado de JLL -una de los principales consultoras inmobiliarias- en España. Pero nada de esperas pasivas.
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