Ha muerto otro más de los Panero, cuando hace apenas seis meses despedíamos a su hermano Juan Luis. Ambos, hijos del poeta Leopoldo Panero y la escritora Felicidad Blanc, familia de virtuosos que nos va dejando su legado poco a poco.
La noticia se ha dado a conocer a través de un mensaje en Facebook de sus editores Huerga Fierro: "Amigo Leopoldo María Panero, siempre has sido un extraordinario poeta, fiel y amigo de tus amigos. Allí donde estés que sepas que te echaremos de menos. Te queremos Descansa en paz". La editorial ha confirmado a eldiario.es la triste noticia. "Leopoldo María falleció ayer a las 11 hora de Canarias, según nos confirmó su doctor", declaran.
Su poesía de alto contenido autobiográfico comenzó con la publicación de su primer libro, Por el camino de Swan en 1968. Poco después sería incluído en la famosa antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles. Y especialmente recordado será su gran poema La canción de croupier del Mississippi, que resume su excéntrica marca personal.
«Y de la muerte en donde yazgo peor que la mala suerte diciéndole a la nada, por favor, vete» escribía el poeta de los excesos en su Conjuro hegeliano para la mala suerte. Panero pasaría buena parte de su vida en el Hospital Psiquiátrico Insular de Las Palmas, lo que no le impidió proliferar su obra lírica, además de trabajar como traductor, ensayista y narrador.
Uno de los archivos más interesantes sobre la herencia Panero fue la película dirigida por Jaime Chávarri y producida por Elías Querejeta, El desencanto. En un principio, el cabeza de familia sería la columna vertebral de la cinta, pero más tarde terminó siendo un retrato de las desavenencias paternofiliales que se centró sobre todo en la figura del hijo mediano. "En la infancia vivimos y, después, sobrevivimos", aseguraba el incomprendido Leopoldo María.