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La camiseta de la Marea Verde llega a los juzgados

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"Esto no es contra mi persona, es una rabieta contra la Marea Verde". Quien habla es la profesora que ha sentado a la Comunidad de Madrid en el banquillo. Pide que se le retire una sanción por llevar en un examen una camiseta verde en defensa de la enseñanza pública.

Este lunes por la mañana las camisetas verdes llegaron a la Sala Quinta del Tribunal Contencioso-Administrativo. Simbólica y físicamente. Y lo han hecho tras una sanción que, consideran desde la Marea Verde, nunca debería haberse impuesto. "Se ha demonizado mucho a la camiseta verde. A nivel simbólico, este juicio significa mucho. Es muy político", explica esta profesora del IES Arcipreste de Hita de Vallecas (Madrid) que prefiere no se publique ni su nombre ni su imagen, consciente de que su caso no es personal.

Fue sancionada con un apercibimiento (una falta leve) por llevar esta hoy mítica camiseta verde con el lema "Escuela Pública de tod@spara tod@s" en la prueba de Conocimiento y Destrezas Indispensables (CDI) que estaba realizando a los alumnos de 6º de Primaria del colegio concertado Liceo Cónsul, del mismo barrio madrileño.

Sucedió el 10 de mayo de 2011 y por entonces este atuendo se utilizaba en Vallecas y todavía no se había convertido en el símbolo de la lucha contra los recortes en la enseñanza pública. Lo que ocurrió ese día; junto a las instrucciones de Secundaria que entraban en vigor en septiembre, las claves que convirtieron estas camisetas en todo un símbolo de la Marea Verde.

Tras desestimar la Consejería de Educación el recurso que interpuso contra el apercibimiento, esta profesora se decidió a denunciar a la Comunidad de Madrid por imponerle una sanción improcedente. Y hoy, dos años después de presentar su denuncia, el hecho de ponerse una camiseta de la Marea Verde en un centro educativo ha llegado al juzgado donde se tendrá que dirimir si supone una "desconsideración a la comunidad educativa".

Antes de la vista, una veintena de docentes de riguroso verde se citaron en las puertas del Tribunal Contencioso-Administrativo de la Gran Vía para apoyar a su compañera. "Ahora, con el poder que tendrán los directores, te pueden sancionar por cualquier cosa sin problema", se quejaba uno de los concentrados. Entre ellos, también se encontraba Isidro, el padre que ideó estas camisetas y tiñó la marea de verde.

Un castigo ejemplarizante

Dentro, en la sala quinta, una decena de compañeros arropaban a esta profesora y seguían atentos la vista. "Es una falta leve que queda en mi expediente. Es verdad que no supone nada –prescribe en un tiempo– pero si antes, por cualquier circunstancia, tuviera otra falta leve se convertiría en grave. Lo verdaderamente importante es que te han sancionado y que eso no debería haber ocurrido. Querían que mi sanción fuera ejemplarizante. Siempre lo he pensado, porque en esa época en Vallecas estábamos muy activos en defensa de la enseñanza pública", cuenta la profesora una vez pasada la lógica tensión del juicio.

Su abogado ha pedido que se retire el apercibimiento alegando, entre otros, que se ha vulnerado el derecho a la libertad de expresión, recogido en la Constitución y en el artículo 14 del Estatuto Básico del Empleado Público, así como a la presunción de inocencia y el proceso sancionador por las irregularidades cometidas en lo que se suponía era una "charla informal" entre el inspector y la profesora.

"No es una desconsideración hacia la comunidad educativa estar a favor de la educación pública", ha explicado. En la la camiseta "no se dicen cosas raras, sino un principio rector que recoge la Constitución" como es el derecho a la enseñanza pública, gratuita y de calidad. "El hecho de llevar una camiseta a favor de la escuela pública no puede considerarse como una insubordinación", ha matizado en sus conclusiones.

El abogado de la Comunidad de Madrid ha defendido la sanción porque considera que, durante las pruebas de CDI, la profesora "está representado a la comunidad educativa y lo hace en un centro privado". "Ponerse una camiseta que pone escuela pública para todos, en un centro privado, es susceptible de iniciar un proceso sancionador", ha agregado. Hay que recordar que el Liceo Cónsul es un centro concertado, es decir, de titularidad privada pero con un concierto con la Consejería de Educación por el que recibe fondos públicos para su funcionamiento.

"No sé qué pensar sobre la resolución. El no poder decir nada me ha dejado decepcionada y un poco descolocada, aunque el abogado ha salido con buena sensación", explicaba la profesora. Más allá de la sanción concreta –una falta leve consta en el expediente pero no lleva aparejada multas o consecuencias mayores–, este juicio simboliza a la perfección el pulso que Educación mantiene sin cejar contra la Marea Verde. ¿En caso de perder, te planteas recurrir a instancias superiores? "No lo sé, tendría que pensármelo, pero vamos a pensar que no va a ser necesario", zanja esperanzada.   

Acusada de "causar malestar"

El 10 de mayo de 2011 esta profesora estaba haciendo la prueba de CDI en el colegio concertado Liceo Cónsul ataviada con su camiseta verde. Terminaron las pruebas sin que nadie le llame la atención ni le diga lo más mínimo –relata– por llevar la camiseta verde, y volvió a su centro a terminar su jornada laboral.

Sin embargo, diez días después el inspector de su zona la llama para preguntarle por qué llevaba la camiseta verde. La directora de Primaria del centro concertado había presentado una queja ante la Consejería de Educación acusándola de "causar malestar en la comunidad educativa", expone la profesora.

"El inspector me llamaba para hablar con él, me dijo que era una conversación informal, nada relacionado con un expediente, y me preguntó qué había pasado y por qué llevaba la camiseta verde. Yo le dije que la llevo puesta de vez en cuando y que, de hecho, eso fue un viernes, todos los viernes en mi instituto nos la ponemos. Me dijo que aquí podía hacer lo que quisiera, pero no en un centro privado".

"Tras leerme la queja, me dijo que me daba la oportunidad de retractarme. Me lo dijo tres veces. Y yo le dije que no tenía nada por lo que retractarme porque uno se retracta si ha hecho algo malo –explica–, y que además en el centro nadie me hizo saber, ni siquiera intuir, que alguien estaba molesto".

El 30 de mayo recibió una notificación de una sanción firmada por el entonces director del área territorial Madrid-Capital, Bonifacio Alcañiz, en la que se la apercibía. La docente presentó un recurso, que la Consejería de Educación acaba desestimando.

La afectada no se queda de brazos cruzados y en enero de 2012 decide seguir adelante y continuar luchando por la defensa de la educación pública. Es entonces cuando presentó la denuncia que ayer introdujo las camisetas verdes en los juzgados. El siguiente capítulo tendrá lugar, como mucho, en un mes y medio, cuando se dicte sentencia.



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