Ahora el PP debería estar redactando la querella contra los que han redifundido la versión original de las copias que se publicaron el 31 de Enero. Mientras lo hace, la dirección del PP se limita a copiarse a sí misma y hace un corta y pega del comunicado que difundió tras saberse, por los papeles publicados por El País, que es un partido que se ha financiado de forma ilegal, con dirigentes que han cobrado de forma ilegal y con prácticas ilegales, dinero de empresarios de la construcción que luego eran beneficiados con contratos públicos, como modus operandi de este partido. Sea dicho todo presuntamente, lo cierto es que la difusión de los papeles ahora por El Mundo abren al PP un boquete aún mayor que el que ya tenía este partido cuando lo contó El País.
Rajoy seguirá sin nombrar a Bárcenas, enviará a sus mariachis a decir que estos papeles son la misma basura y es posible que vuelvan a decir que están sufriendo una causa general contra su partido. Puede incluso irse por las ramas de la teoría de la conspiración y sostener que el culpable de todo es justo el que no aparece y cuyo apellido empieza por A. Ya lo están diciendo algunos turiferarios.
Bien, Bárcenas ha dicho a gente de su confianza que mintió al decir que eran falsos los papeles que publicó El País, que mintió porque se lo pidió el partido y que si ahora dice la verdad, esto es, que los papeles y lo que cuentan es cierto, es porque se siente despechado por un partido que cree que no le ha tratado bien. El despecho es un motor imparable para muchos humanos a la hora de actuar y Bárcenas sabe que todo lo que ha hecho forma parte de una línea de actuación que viene de Naseiro, pasa por Sanchís, llega hasta Lapuerta y desemboca, y estalla, en él. Como los delincuentes que actúan en grupo, no está dispuesto a comerse en solitario este marrón, por mucho que él sea el único de la trama que ahora está en la cárcel.
Cobran sentido añadido en este momento las palabras de Rajoy defendiendo a Bárcenas, las de Arenas defendiendo a Bárcenas como hombre decente, las de Cospedal en el momento empanadilla, para tratar de explicar lo inexplicable, el pensamiento Floriano y las consignas Pons. Pero ahora Rajoy tiene mucho más difícil seguir circunvalando la palabra Bárcenas, seguir sin aclarar si cobró o no cobró, si sus conmilitones de entonces: Cascos,Arenas, Ratos y Mayor cobraron, como dicen los papeles, o no. Cada uno de los citados tendrá que decir algo y no podrá seguir en silencio.
No lo harán. Rajoy sabe que tiene mayoría absoluta, es decir, tiempo por delante y sigue convencido de que el que resiste gana.