Media horita para un café con tostada a media mañana, la comida larga, el jefe que no vuelve y el trabajo se atasca, y entre unas cosas y otras son las ocho de la tarde y aún estás en la oficina. La estampa le resultará familiar a muchos. Quizá menos últimamente, pero es habitual en España, este raro país con ritmos propios, alejado de los estándares occidentales.
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