El Ministerio ucraniano de Interior ha ordenado la entrega de armas de guerra, básicamente fusiles, a los agentes de policía para su uso durante los disturbios iniciados en la mañana del jueves y que han causado decenas de muertes por fuego real. "En el marco de las acciones del Centro Antiterrorista estamos firmando las correspondientes decretos: a las fuerzas de seguridad se les han entregado armas de combate", ha afirmado Vitali Zajárchenko.
La noticia no es ninguna sorpresa porque desde primera hora se han visto imágenes de policías armados con kalashnikov disparando contra los manifestantes, muchos de los cuales también disponen de armas de fuego. Francotiradores de ambos lados colocados en el alto de edificios han intercambiado disparos desde primera hora cuando los grupos más radicales de la oposición se lanzaron contra las fuerzas antidisturbios para echarlos de la zona de la Plaza de la Independencia (Plaza Maidán) que controlaban.
Los periodistas han visto decenas de cadáveres, sobre todo en el Hotel Ucrania, que se ha convertido en una morgue improvisada y hospital para atender a los heridos. A las 17.00, el Ministerio de Sanidad ha elevado el número de muertos a 64. Los heridos son 550.
Dead bodies in hotel #Ukraine in #Kiev at #Euromaidanhttp://t.co/R0Az0XNOI1#Kyivpic.twitter.com/ujYEcemZOC
— Euromaidan PR (@EuromaidanPR) febrero 20, 2014
Una doctora que ha atendido a las víctimas en el Hotel Ucrania ha dicho al Kiev Post que los cadáveres tenían heridas de bala y supone que se trata de munición de alto calibre porque todos presentaban fracturas de huesos por los disparos.
On Polish live-TV; riot police firing kalashnikovs into the crowd #kievpic.twitter.com/x4HepBxXFl
— Olaf Koens (@obk) February 20, 2014
En su recuento de bajas propias, el Ministerio de Interior ha informado de tres policías muertos y más de 50 heridos. 30 de esos agentes presentan heridas de bala. Además, afirma que 65 policías han sido capturados sin que tenga noticias sobre ellos. A primera hora de la mañana, se vio una fila de cerca de 50 agentes conducidos por los rebeldes, mientras eran golpeados por otros manifestantes, a un edificio cercano. Se desconoce si fueron puestos en libertad después o si aún siguen detenidos.
Las imágenes no dejan lugar a dudas sobre el uso de la violencia por ambos lados. Una vez que los antidisturbios fueron expulsados de la plaza, francotiradores de la policía, armados con fusiles de asalto, dispararon contra los rebeldes, que sólo tenían los escudos robados a los policías para protegerse. Esos mismos escudos eran la única protección posible para acercarse hasta los heridos y evacuarlos.
En los edificios que rodean la plaza también hay francotiradores de los grupos ultranacionalistas de la oposición. Las imágenes del canal Russian Today les muestran con fusiles de menor potencia que los fusiles de asalto de la policía.
Nada parecía presagiar este desenlace en la noche del miércoles cuando el presidente Yanukóvich anunció una tregua acordada con los partidos de la oposición y el inicio de negociaciones para alcanzar la "paz civil". A primera hora de la mañana, un grupo de manifestantes enmascarados salieron de la zona donde son fuertes los grupos ultranacionalistas, cruzaron las barricadas y se lanzaron contra la fila de antidisturbios. Los policías habían conseguido ocupar una tercera parte de la plaza en los dos días anteriores.
A las diez de la mañana, los antidisturbios terminaron por retirarse. Los rebeldes volvían a controlar toda la plaza, pero con el precio de las vidas de decenas de personas. No se sabe si los policías empezaron a utilizar fuego real cumpliendo órdenes, porque se vieron arrollados o en venganza por haber sido expulsados de la plaza.
Algunos manifestantes comentaron a los periodistas extranjeros que el ataque se había producido porque pensaban que la tregua anunciada por Yanukóvich era una farsa destinada a ganar tiempo antes de poder reunir en la capital el número de efectivos policiales y militares necesario para acabar de una vez por todas con la protesta.
Sin embargo, los grupos ultranacionalistas que llevaron a cabo el asalto están en contra de cualquier tipo de negociación con el Gobierno. Exigen el derrocamiento del presidente y desconfían de los líderes conservadores y liberales más conocidos de la oposición, los apoyados por la UE y EEUU. El ataque pudo ser una forma expeditiva de hacer imposible cualquier negociación entre ambos bandos.