La crisis ha supuesto un frenazo al desarrollo económico y social de España: un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) constata que el país ha reducido su nivel de desarrollo, algo insólito, ya que desde 1980 este indicador crecía año tras año. Sin embargo, las diferencias son sustanciales entre comunidades autónomas, y hay cuatro cuyo retroceso es especialmente significativo: Baleares, Canarias, Murcia y la Comunidad Valenciana. El estudio sugiere que la combinación de crisis, recortes, una economía volcada en el turismo y un nivel educativo más bajo que la media han hecho de estas comunidades el epicentro del aumento de la pobreza y la exclusión social en España.
Es el Nuevo Índice de Desarrollo Humano el que muestra un retroceso de España respecto a los años previos a la crisis. Este indicador tiene en cuenta tres factores: salud, educación y gasto. Detrás de la caída del índice global se esconde un hecho significativo: la caída del bienestar material ha sido tal que el ligero progreso de la educación y la salud no han servido para compensarla. Entre 2006 y 2011, han sido precisamente Baleares, Murcia y la Comunidad Valenciana las que registran una evolución más negativa de su Índice de Desarrollo y las que ocupan ahora los últimos puestos en el ranking del desarrollo. Son también las comunidades donde la reducción del gasto entre 2006 y 2011 fue más drástica.
El estudio tiene en cuenta diferentes métodos para medir la pobreza y el desarrollo humano. Utiliza, por ejemplo, un indicador que combina el nivel de pobreza material y exclusión social y el paro de larga duración, que es considerado por Naciones Unidas como un factor determinante para conocer el grado de integración social de las personas, dado que el empleo es la principal fuente de ingresos y articulación de las relaciones sociales de las personas. Según este indicador, la situación general ha empeorado "notablemente" entre 2006 y 2008: la pobreza económica ha aumentado un 98% en el conjunto del país, pero aún más en comunidades como Baleares (un 287%), Murcia (205%) o Canarias (o 180%). Si se toma como referencia el periodo que va de 2008 a 2011, el empeoramiento es aún más acusado, es decir, que en dos años el deterioro se aceleró.
El informe llama la atención sobre que la Comunidad Valenciana arranca el periodo (2006) con uno de los valores más bajos de pobreza y termina con uno de los más altos.
El informe constata "el enorme impacto" de la crisis, que ha hecho que el crecimiento de la pobreza alcance cotas "díficilmente soportables por mucho tiempo". "Los datos sugieren que más que un empeoramiento de los que ya eran pobres antes de la crisis, lo que se está produciendo es un empobrecimiento importante de las clases medias, parte de las cuales se van deslizando hacia la pobreza haciendo subir ligeramente su gasto medio con la consiguiente reducción del porcentaje de pobres (que no del número de pobres, puesto que la población equivalente ha aumentado)", concluye Funcas, que afirma que las diferencias en la estructura productiva el capital humano pueden explicar buena parte de las diferencias regionales.
Coste de la vida
Estos indicadores no tiene en cuenta las diferencias en el coste de la vida que existen entre las comunidades. Si se revisa el mapa de la incidencia de la pobreza teniendo en cuenta el impacto del coste de la vida, los datos empeoran aun más con este tercer vector. Así, las comunidades de la costa mediterránea destacan por los niveles de pobreza más elevados, de Cataluña a Andalucía pasando por la Comunidad Valenciana y Murcia, a las que hay que añadir Baleares y Canarias. En Navarra, Madrid, Aragón, Cantabria y Galicia la pobreza también es elevada, aunque en menor medida.
"Las regiones de renta más alta son las que mayor incidencia de la pobreza presentan cuando esta se ajusta por el coste de vida", sentencia el informe. El impacto de la pobreza también es mayor en la comunidades con más turismo: tanto los niveles de renta más altos como la presencia de turismo influyen en que los costes de la vida sean allí más altos y, por tanto, la incidencia de la pobreza se intensifique. "Es decir, con rentas más bajas se pueden mantener ciertos consumos mínimos que son imposibles en las regiones más ricas o turísticas dado el coste de vida existente", dice el trabajo.
Son, por tanto, las comunidades más urbanizadas, de renta per cápita más elevada y con mayor impacto del turismo las que más sufren la incidencia de la pobreza. Este fenómeno se da también en Cataluña y Navarra, cuyas rentas per cápita son altas.
En cualquier caso, este indicador muestra como la incidencia de la pobreza crece en toda España, incluso de forma más intensa que lo que muestran otros indicadores. Cuando se tienen en cuenta los costes reales que soportan las familias, muchas que no eran consideradas pobres pasan a serlo.