Han pasado poco más de dos meses desde que el 24 de abril se hundiera en los suburbios de Daca, la capital de Bangladesh, el edificio de 8 plantas que albergaba a decenas de empresas que producían la ropa que venden por todo el mundo las más conocidas marcas de confección. En el desastre perdieron la vida 1.129 trabajadores, mujeres en un 80%. La noticia dio la vuelta al planeta y provocó escandalizados comentarios sobre las condiciones de explotación y de deprecio a los mínimos derechos en las que funciona la globalización. Y justamente en su nivel más bajo, el de los trabajadores del Tercer Mundo que a cambio de salarios de miseria sostienen el entramado del consumo de la parte más rica del planeta.
↧