Me levanto en silencio, me voy a la ducha, desayuno rápido sin despertar a los niños. Cruje la madera, acaricio al perro y me voy. Son las siete de la mañana. Autobús al curro y cierta inquietud.
Me pongo la corbata y procuro no hacer ruido. Veo que amanece caluroso. No desayuno. Ya tomaré un café en la fábrica. Al garaje, al coche y ya veremos.
Nos cruzamos. Nos damos los buenos días. Nos miramos con cierta resignación. Llevamos 23 años trabajando juntos. Hemos pasado buenos momentos y también malos.
Hoy toca fundir, como un día más, solo que no al ritmo ideal. La mitad de pedidos, los precios más bajos y desde hoy sin amparo. Por fin ha llegado el día y el convenio ha caducado para siempre. Llegó la reforma laboral y nos echaron baratos. Lo asumimos pero no lo compartimos. Nos bajamos el sueldo para aguntar el empleo y lo asumimos, pero no nos gustó. ¿Y ahora?
No tengo circulante. Vamos que no tengo dinero para comprar chatarra. Me aperece un pedido y no lo puedo hacer porque los malditos bancos me tienen a cero. He avalado el pabellón y las máquinas. Llevo diez meses sin cobrar y solo me queda poner la casa. No puedo.
25 familias dependen de la fábrica. ¿Qué hago? Ya nadie se fía de mi. Me miran mal. Y ahora sin convenio. Todo puede ser más barato, les puedo pagar menos, pero me da igual porque no tengo con que pagar ni con que continuar. ¡Joder con la desregulación!
Nos está mirando desde la oficina y nos va a bajar el sueldo y aumentar el horario. Estamos jodidos. No voy a tener vacaciones. No me llega ni de coña para aguantar hasta fin de mes. Miro a los compañeros y me miran, soy el presidente del comité de empresa. Siempre hablé bien del jefe y ahora no sé que decir. Todo se va a la mierda. ¡Joder con la desregulación!
Es la foto de hoy. Las dos versiones del vacío y el miedo que se vivirá en muchos pequeños talleres, el 97% de la empresas son pymes. La reforma laboral iba a traer empleo y felicidad. El paro está al 26%. ¿Dónde se ha ido el empleo, especialmente el industrial? Se va para no volver.
No era una reforma laboral lo que necesitaba España. El paro se escapa por la falta de dinero para emprender y para resistir. El paro está desbocado porque José Luis Rodríguez Zapatero no quiso admitir a tiempo que las cajas de ahorro españolas, que no la banca, estaban podridas. El paro se desboca porque Mariano Rajoy ha querido hacer ver que ya está curado el cáncer de las cajas de ahorro con su transformación en bancos. Pues no.
El dinero llega poco y mal al sector productivo. Las cajas sanean sus balances con recursos públicos porque dirigentes políticos y gestores a dedo llevaron esas cajas a la ruina y a la especulación. A cambio nos dan desregulación total. Si algo ha funcionado siempre en este país es la concertación social y van y la dinamitan. Ponen un cartucho envenenado en manos de quién no lo sabe usar, los empresarios, y lanzan a los sindicatos a la bronca. Gracias señor Rajoy. Estoy seguro de que su regalo de conflicto y falta de estabilidad nos va a ayudar a salir de la crisis.