Son jefes de servicio en nómina de hospitales públicos cuya gestión la Consejería de Sanidad ha cedido a una empresa privada. Y también titulares de una sociedad a la que estos mismos gestores subcontratan los servicios de anestesiología. Como matrioskas, los negocios privados crecen, uno dentro de otro, pagados por los presupuestos de la Comunidad de Madrid.
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