El rey Juan Carlos, del que la revista ¡Hola! destaca “su carácter humano y entrañable”, mató en Rusia en 2006 a un oso anciano al que previamente habían emborrachado con vodka. Lo contó un guarda de la región para denunciar que esas cacerías amañadas son habituales. “Bondadoso y alegre”, el oso había sido enjaulado y trasladado hasta el coto en el que estaba de parranda el monarca español desde una localidad turística donde fue obligado toda su vida a actuar para niños. Se llamaba Mitrofán y Juan Carlos de Borbón lo mató de un disparo. No era, por descontado, la primera vez que el campechano mataba, ni sería la última.
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