Ni la propaganda ni los buenos oficios de los cirujanos pueden obrar milagros. Cuando los responsables de la Casa Real sólo pueden ofrecer como argumento de recuperación el hecho de que el rey podrá reanudar a lo largo de 2014 su "agenda internacional" de viajes es que no hay mucho más margen para actuar dentro de nuestras fronteras. El prestigio de la monarquía continúa cayendo. Lo peor para los monárquicos es que la única alternativa pasaría por un hecho tan dramático y por tanto improbable como la abdicación. Podemos esperar por tanto muchos años de decadencia.
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