Novagalicia Banco ya tiene nuevo dueño. La oferta de la entidad venezolana Banesco ha superado los dos requisitos para la adjudicación directa que exigía el concurso del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) –superar en al menos el 50% y 200 millones al segundo competidor–, por lo que ni siquiera será necesaria una segunda vuelta. Banesco pagará por Novagalicia 1.003 millones de euros, bastante menos del objetivo que se había marcado el brazo financiero que aspiraba a conseguir unos 1.500 millones.
Pero más allá de los números, esta subasta ha sido un enfrentamiento político entre Galicia y Madrid. En concreto entre el presidente Alberto Nuñez Feijóo, que ha luchado por mantener a toda costa la "galleguidad" de NovaGalicia Banco, y el ministro de Economía, Luis de Guindos, quién según fuentes del sector financiero, abogaba por pagar con esa moneda los favores prestados por Isidro Fainé, presidente de La Caixa. De esa forma también daba por zanjada la reestructuración del sistema financiero español presentando a Bruselas un mapa estable y alejado de los intereses locales que tanto daño habían hecho en las cajas de ahorros.
No hace falta más que escuchar las primeras reacciones de fuentes financieras gallegas para saber que el triunfo de Feijóo está en la línea que más disgusta a Bruselas. "Después de lo ocurrido con el Banco Pastor, aquí no podíamos dejar que la concesión de los créditos dependiera de criterios tomados en Madrid o Barcelona", han comentado esas fuentes a eldiario.es.
Desde luego la opción venezolana es mucho más "galleguista" que todas las demás que han pujado por el banco: Santander, BBVA, La Caixa y los fondos buitre, a los que en un principio también apoyó Feijóo, Guggenheim y JC Flowers.
La cúpula directiva de la primera entidad financiera privada de Venezuela, con Juan Carlos Escotet a la cabeza, tiene origen español, mayoritariamente asturiano y gallego. El banco se dio a conocer en España hace 12 meses con la compra del banco más antiguo de España, el también gallego Etcheverría. Entonces contaba con apenas 50 oficinas y hoy ya son 117. Su crecimiento se embarca en un ambicioso plan de expansión que ahora se complementa con la adquisición de Novagalicia Banco. Fuera de España, el grupo Banesco tiene 450 oficinas en varios países de Latinoamérica, además de oficina en Ginebra y representación en las principales capitales financieras de Europa y EEUU.
Aún así, en términos financieros, esto es un David que se come a Goliat, ya que sus activos rondan los 27.000 millones de euros, frente a los más de 40.000 que suman los de Novagalicia, aunque esta última deberá reducir su capital hasta 30.000 millones, según exige Bruselas tras haber sido rescatada y beneficiaria de 9.000 millones de ayudas públicas.
Empleo y crédito para Galicia
El argumento más potente que esgrimían Banesco y Feijóo para luchar por Novagalicia era el mantenimiento de los puestos de trabajo y la estructura de la entidad tal y como está en estos momentos. Es decir, unos servicios centrales en los que trabajan más de mil personas y una red de oficinas, que según han manifestado fuentes de Banesco "no tienen intención de modificar mucho" porque lo que quieren es crecer y ampliar negocio.
Otro de los puntos fuertes que presentaba el proyecto era su modelo de negocio, basado en la banca tradicional y minorista. "Aquella que sólo se dedica a tomar depósitos y dar préstamos sin abordar ninguna otra actividad. En ningún país de los que estamos presentes tenemos inversiones industriales, ni inmobiliarias", comentaban durante el proceso de presentación de ofertas los responsables de la entidad. Así aseguran que lo hacen en todos sus bancos latinoamericanos y así lo han hecho en el año que llevan gestionando el Etcheverria en España. Eso les permite contar con "mucha liquidez en estos momentos" y por ello están en mejores condiciones que el resto de la banca española para dar crédito.
La obra social era el tercer pilar en el que se sustentaba su propuesta y la que querían hacer valer frente a la estrategia más cortoplacista de los fondos de inversión: "Es un proyecto que queremos abordar con una horizonte mínimo de cinco años".
Otro punto a su favor era que Banesco, a diferencia de los fondos de inversión como Guggenheim, sí tiene ficha bancaria en España ya que la sede de su holding está aquí desde 2006. Esto implica que puede disponer del total de los créditos fiscales de Novagalicia, 4.600 millones de euros, y no como los fondos de inversión que sólo tenían acceso a 2.431 de esos millones. Una diferencia que llevó a estos últimos a presentar una queja ante Bruselas.
La Caixa, el gran perdedor
Con esta solución, La Caixa y su presidente Isidro Fainé se convierten en los grandes perdedores. Según han explicado fuentes financieras, la intención de Luis de Guindos era compensar a Fainé por los servicios prestados a lo largo de la crisis financiera asumiendo la propiedad de bancos arruinados como Banco Valencia y ganando un aliado para la batalla política independentista que se está librando en Barcelona.
Con la adquisición de Novacaixa, la entidad presidida por Fainé aspiraba a dos objetivos: por un lado, conquistar la parte del territorio español donde la red de oficinas de CaixaBank es más débil y, por otro, la excusa perfecta para abordar un nueva reestructuración en toda su red de oficinas sin que esta resultara traumática. También estaba sobre la mesa la posibilidad de la llamada "opción del dos por uno". Es decir que a cambio de una entidad tan interesante como la gallega, aceptase también asumir el último caramelo envenenado que le queda al sistema financiero español: CatalunyaCaixa.