La genialidad de Diane Arbus fue lograr que la aristocracia neoyorquina pagara por tener en su casa los retratos de las mismas personas a las que pagaba para no ver en el callejón. La del fotógrafo Joan Colom (1921) fue retratar a una Ciudad Condal traumatizada pero efervescente durante la posguerra. "Yo hago la calle", su primera gran exposición retrospectiva, se inaugura mañana (y permanecerá hasta el 25 de mayo) en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC).
Organizada por David Balsells y Jorge Ribalta, la muestra recoge material de 1957 a 2010, pero la estrella son sus retratos del Barrio Chino (el Raval), el Borne y el Somorrostro (1957-1964), que Colom realizaba clandestinamente con la cámara medio escondida en la mano. Cuando la revista AFAL publicó su serie sobre el Raval en 1962, su biografía decía: "Edad: 40 años. Profesión: contable. Aficiones: excepto la fotografía, claro está, ninguna".
Según Ribalta, los retratos trágicos y sensacionalistas de marineros, prostitutas y de lo que ahora llamaríamos violencia de género que Colom realizó en el espacio público muestran la innovadora manera de trabajar de aquella generación de fotógrafos, a la que Colom pertenece, denominada la "nueva vanguardia". La exposición recoge también los lazos que el artista mantenía con otros fotógrafos de esta corriente y su implicación con el grupo El Mussol.
Señala Ribalta que ésta es la primera exposición en la que se "estudia un artista de su generación". Colom abandonó la fotografía en 1964, cuando una de sus "modelos" le demandó por aparecer en Izas, rabizas y colipoterras, un libro con fotografías de Colom y firmado por Camilo José Cela. Fue editado en 1964 por Lumen, con diseño de Oscar Tusquets, y Cela se apropió del verdadero protagonista de la obra: las fotografías de Colom.
De la Barcelona franquista a la Barcelona olímpica
La muestra está organizada en dos etapas ordenadas de forma cronológica que retratan la Barcelona franquista y la Barcelona del desarrollismo olímpico, algo que, en opinión de Ribalta, permite que el espectador reflexione sobre "qué hay de diferente" entre uno y otro periodo.
Su trabajo más tardío, realizado entre los años 1977 y 2010, ocupa tres cuartas partes del archivo, es el más desconocido y en él retrata desde la Barcelona marginal contemporánea a acontecimientos de la ciudad como los Juegos Olímpicos 1992, celebración que animó a Colom a "volver a las calles".
Según Pepe Serra, director del MNAC, esta exposición es una "petición" de Joan Colom, ausente en la presentación por cuestiones de salud, quien quería ver su trabajo expuesto "antes de morir", y es una muestra de que "la fotografía puede tener un papel mucho más importante en la colección del MNAC".
Serra ha asegurado que ya están manteniendo conversaciones para que esta gran exposición retrospectiva viaje a otras ciudades, aunque aún no hay nada cerrado.