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“La comunidad china no reinvierte sus beneficios en la economía española”

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En los últimos años, quien más y quien menos ha visto cómo en el local de debajo de su casa, de su calle o de su barrio unos chinos han abierto un bazar, un restaurante, una tienda de ultramarinos, una peluquería o incluso un bar de tapas. En plena crisis económica, el comercio minorista chino ha ido creciendo paulatinamente hasta establecerse en todos los rincones de España. También empiezan a coger peso a nivel industrial. Así lo demuestra su presencia cada vez mayor en diferentes complejos como el de Cobo Calleja (Fuenlabrada, Madrid).

Juan Pablo Cardenal (Barcelona, 1968) y Heriberto Araújo (Barcelona, 1983), periodistas afincados en China desde hace diez y cinco años respectivamente, describen y documentan en El imperio invisible un entramado de criminalidad económica que explica gran parte de ese éxito empresarial.

El detonante de esta historia fue el Caso Emperador. La policía desarticuló una gigantesca trama que ha sacado de España ilícitamente entre 800 y 1.200 millones de euros en tan solo cuatro años. En la trama se ha imputado por primera vez a un gestor de HSBC, Marc Pérez, y también hubo conexiones con la famosa lista Falciani.

Pregunta: ¿A qué se refieren con el título del libro, El imperio invisible?

Heriberto Araújo: Le llamamos imperio porque son enormes las cifras que se manejan, tanto las cifras de fraude como las cifras del comercio chino. Invisible es porque tenemos la percepción de que nadie tiene muy claro por qué en pocos meses se abren tantos bares, bazares, etc. regentados por chinos en una misma calle. Hasta que estalla el Caso Emperador el discurso oficial de la prensa era “que se ayudan entre ellos, se dejan dinero, son muy solidarios, trabajan muchas horas y nosotros cerramos por vacaciones y ellos están todo el día trabajando”. Existe mucho hermetismo dentro de la comunidad china dedicada a estos negocios, es muy difícil que un chino te cuente toda la película.

Juan Pablo Cardenal: La invisibilidad del sector privado chino en Europa viene con el silencio del dinero y con la discreción, que es uno de los atributos del pueblo chino. Tienen un sistema económico muy opaco. 

P: ¿Por qué son tan competitivos sus precios?

JPC: Hay muchas explicaciones, la primera es la más obvia y es que los productos que se traen de China, con precios chinos, salarios chinos y todo lo que tiene que ver con la legislación china. Cuando producen en Europa utilizan compatriotas emigrantes como mano de obra semiesclava. Cuando las mercancías son importadas son capaces de burlar el sistema y tributar lo mínimo. En Europa existen 28 países con una legislación diferente donde exprimen sus diferencias al máximo en busca de una tributación lo menos gravosa posible. El siguiente paso es la distribución que gran parte se realiza en negro. Muchos minoristas empleados no están dados de alta, además cometen pequeñas irregularidades como no cumplir los horarios, no tener una salida de emergencia adecuada o no tener licencia para unos determinados productos. A todas estas irregularidades añádele que están dispuestos trabajar más que nadie, son brillantes en bajar los costes, probablemente están dispuestos a tener poco margen de beneficio en cada venta o están dispuestos a vivir en la propia tienda. En resumen: imbatibles.

P: Si además de no ser conflictivos ofrecen unos precios imbatibles, el consumidor final encantado con ellos, ¿no?

JCP: Como consumidores, hay gente que lo puede ver bien. El problema es que no seas tú uno de sus competidores porque te desbancan, el impacto es enorme a nivel microeconómico. Además existe un menoscabo a nivel fiscal para la Hacienda pública que somos todos. Todo lo que han dejado de pagar en las aduanas es dinero de todos, a pesar de que haya gente que no lo perciba como algo suyo. Pero entiendo que quien no esté afectado por los chinos tenga una visión óptima de esta comunidad.

HA: Lo que hemos constatado es que dentro de la comunidad china se produce un crimen económico de magnitud importante. ¿Cuántos lo cometen? No lo sabemos, pero lo que tenemos claro es que el fraude es una falta grave, es un crimen económico transnacional que se mantiene en el tiempo y se sofistica cada vez más. Un ejemplo de evolución es su sistema de blanqueo. El dinero que se sacaba al principio de Europa a China era en paquetes de pañales, en cigarrillos, en envoltorios de bombones, etc. Entre 2006 y 2009 se desarticuló un grupo chino que por medio de 13 agencias de remesas envió 4.500 millones de euros de forma ilícita de Italia a China. Lo hacen con remesas fraccionadas por debajo de los 2.000 euros por persona y trimestre, que es una cantidad límite imperceptible a los controles del banco central italiano. No estamos hablando de cuatro amigos que se asocian para sacar dinero de manera rudimentaria.

P: En el libro destacan que para conseguir toda esta evasión fiscal necesitan gente de fuera de la comunidad china.

JPC: Es evidente que tienen gente subcontratada. Desde agentes de aduana, abogados, policías, gente de la Administración, de las delegaciones del Gobierno, gente que les consigue papeles de residencia, testaferros, fiscales, abogados… son los que les permiten anclar este sistema.

P: Pero lo de evadir impuestos no sólo es cosa de los empresarios chinos.

HA: Es innegable que hay casi un 20% de PIB español sumergido. Es innegable que la economía informal en este país funciona y sigue funcionando pero la pregunta clave es: si el producto está hecho en China, si el distribuidor es chino, si el mayorista es chino, si el minorista es chino, si el dinero que generan es en B y si sale de Europa evadiendo el fisco y se queda en China, ¿qué es lo que nos queda aquí?

Es cierto que el español también evade pero tiene aquí toda su familia, a lo mejor no declaran el 100% de lo que debiera, intentan colarte un 20% o un 30% pero no un 70% como el chino. No intenta defraudar el máximo posible porque tiene una casa en España, familia, posiblemente querrá jubilarse aquí. En definitiva, tiene una visión a largo plazo que le impide aumentar los riesgos hasta los límites que los aumentan algunos de los prohombres chinos.

P: ¿Cómo inicia y desarrolla un ciudadano chino su negocio en España?

HA: La mentalidad de la primera generación de chinos que llegó aquí era la de ganar la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo, por lo que estiran la actividad empresarial hasta limites que superan lo legal. Traen mercancía y solo declaran una pequeña parte de esa mercancía y cuando ven que eso funciona por las pocas restricciones aduaneras existentes en Europa deciden traer, por ejemplo, 10.000 cajas de tabaco de contrabando, o Viagra de marca falsa o camisetas del Real Madrid. Van expandiendo el crimen. No es un empresario chino que pega un pelotazo y para, sino que está siempre con esa actividad ilegal. El dinero que ganan no se está reinvirtiendo en la economía española o europea sino que vuelve a China y lo reinvierten allí. Eso demuestra qué tipo de arraigo quieren tener en nuestras sociedades. Están sacando la riqueza y se la están llevando a China.

El círculo del dinero se cierra cuando ves los edificios construidos en China en medio de la nada. Están todos comprados. Cuando me hice pasar por un comprador de uno de esos pisos me dijeron que estaban todos vendidos a emigrantes que viven en Europa. El metro cuadrado de esos pisos  tiene el mismo precio que puede tener un piso en Madrid, y estamos hablando de una ciudad secundaria o terciaria allí. El precio inmobiliario en China se ha disparado.

Había un policía que comparaba el crimen organizado chino y el ruso. Decía que no es comparable lo nocivo que es el uno y el otro. El ruso viene de actividades ilícitas en Rusia pero se hace tres mansiones en la Costa del Sol que las hacen empresas españolas, se compra un yate, se va con su mujer a los mejores restaurantes de lujo que hay en España, desde un punto de vista pragmático están trayendo riqueza a España.

P: Han entrevistado a muchas personas implicadas en combatir este tipo de criminalidad y la conclusión del libro es que existe una tremenda impunidad en estos crímenes a todos los niveles.

HA: Los encargados de combatir y de que no se produzca esta criminalidad sienten cierta frustración cuando ven casos como el de Luis Ye o el reciente Caso Emperador. Ven que las prácticas se repiten porque la mentalidad de los que cometen los delitos, a pesar de que saben que son delitos, no tienen la sensación moral de que estén haciendo algo malo. Están siguiendo su objetivo. Ellos tienen claro que se fueron de su país para ganar dinero. España, Italia o Europa son cosas abstractas para ellos, plataformas de expansión económica. Su motivo ulterior es volver a China con todo lo ganado y retirarse allí.

JPC: Policías, fiscales, agentes de aduanas y otros que combaten esta criminalidad están muy frustrados porque se dan cuenta de que hay mucha impunidad. Al final, el riesgo que están tomando estas personas cuando comenten estas actividades es muy bajo comparado con los beneficios que están consiguiendo.

Un ejemplo de impunidad es la última operación que ha habido en España, en el polígono del Carrús en Elche. Una pequeña estructura familiar que se estima que ha defraudado 103 millones de euros en tres años continuó haciendo negocios incluso delante de los mismos policías que habían seguido el caso. Esos policías comentaban que el empresario chino no va a la cárcel porque es un delito económico y no hay sangre, por lo que la instrucción es larga y en los delitos económicos no hay prisión provisional. Posiblemente no va a haber juicio, el empresario chino puede llegar a un acuerdo con Hacienda, probablemente con una quita, y con esto el abogado del Estado retira los cargos. Si finalmente hay juicio, ocurrirá dentro de seis o siete años con lo que continúan con su negocio y si le condenan, el mismo día de la condena, se va de España porque a nivel de arraigo no tiene ningún problema. Todo lo que ya ha robado y ha prescrito no vuelve. Estos señores llevan con su actividad más de 20 años pero sólo se les puede condenar por lo que no ha prescrito, que son los últimos años, y mientras todo eso ocurre, siguen haciendo negocios como el primer día.

Esto demuestra la complejidad de hacer frente a estos casos porque son personas que cometen delitos pero que se dedican a actividades lícitas como el comercio, la restauración, etc. Crean empresas legales y lo que hacen es sobrepasar la legalidad y es ahí donde cometen el delito. A eso le unes las carencias legislativas, judiciales y policiales que existen y la sensación es de total impunidad.  

P: ¿Y la acción política y diplomática?

JPC: A nivel legislativo, como no crea alarma social, el político no tiene incentivo para endurecer las penas por contrabando o fraude chino. Le van a tachar de racista porque nadie se lo demanda. ¿Se va a meter en un lío con gente de la embajada? Además percibimos que China es tratada como un país amigo que puede ayudar a España a salir de la crisis por lo que se hace difícil que haya movimientos en este ámbito.

P: Señalan también como problema la disparidad legislativa que existe en los países de la UE.

HA: Efectivamente, la apertura de la frontera única en la UE supone un reto en materia de seguridad. Nuestras fuentes policiales han subrayado las dificultades con las que se encuentran a la hora de controlar a las personas y, por extensión, las mercancías. Por si fuera poco, el hecho de que haya una frontera común pero al mismo tiempo 28 legislaciones distintas, con incoherencias como por ejemplo que un mismo acto sea delito en un país y apenas una falta administrativa en otro, hace el sistema ciertamente explotable para el crimen económico chino.

P: Así que no hay solución.

HA: La visión que nos han trasmitido personas de la Administración pública conocedoras de la problemática es que hay que intentar ponerse en la piel del que hace esto, por qué lo hace, y es por esa visión cortoplacista que les mueve. Pero la segunda generación de chinos, la que ha nacido y crecido en España y se ha impregnado de los valores de aquí, quizás actúe de otra manera. Por ahí es por donde puede venir el cambio dentro de la comunidad china.

P: En el libro centran su investigación en la comunidad china. Habrá quien piense que detrás de todo esto hay un discurso racista.

JPC: Nos lo van a decir pero estos ataques vendrán de las propias asociaciones chinas o de los académicos habituales que utilizan un recurso muy manoseado. Me da igual que sean chinos, hubiera hecho lo mismo si esto se hubiera producido con españoles.

HA: Llevamos años viviendo en China y eso nos permite tener una visión sobre este fenómeno mejor de la de alguien que no ha vivido allí y no tiene esa visión, conocimiento y fuentes que nosotros podemos tener. Hemos pasado seis o siete meses viajando y entrevistando a gente por diferentes países de Asia y de Europa. Hemos leído más de 20.000 o 30.000 páginas de sumarios. Lo que contamos está documentado y referenciado en el libro con atestados policiales, documentos judiciales, sentencias, sumarios, testimonios de los propios chinos y de la gente que más sabe acerca de este fenómeno: la policía, las fiscalías o las agencias tributarias. No hemos visto fisuras en su planteamiento, todos opinan en el mismo sentido sobre este asunto.









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