El último presidente del régimen racista sudafricano del Apartheid, Frederick De Klerk, ha asegurado que fue un "honor" trabajar con su sucesor en el cargo, el fallecido exmandatario Nelson Mandela.
"Fue un honor para mí haber podido trabajar con el señor Mandela en el proceso que condujo a la adopción de una Constitución interina y nuestras primeras elecciones democráticas en abril de 1994", afirmó De Klerk en un comunicado.
"Aunque éramos adversarios políticos y nuestra relación fue a menudo turbulenta, siempre fuimos capaces de unirnos en momentos cruciales para resolver muchas crisis que surgieron durante el proceso de negociación" que desembocó en el establecimiento de la democracia multirracial, agregó el antiguo estadista.
Mandela, que murió el jueves a los 95 años, compartió con De Klerk el premio Nobel de la Paz en 1993.
La Academia Sueca premió a ambos líderes en reconocimiento por su trabajo para la transición a la democracia y la convivencia pacífica entre razas en Sudáfrica.
Presidente del país entre 1989 y 1994, De Klerk liberó de la cárcel a Mandela tras 27 años de detención por sus actividades contra el sistema segregacionista del Apartheid.
El último líder blanco de Sudáfrica gestionó desde el poder el desmantelamiento ordenado del régimen y negoció con el anteriormente prohibido Congreso Nacional Africano (CNA) de Mandela y otros grupos una nueva Constitución que acabara con la discriminación racial.
Nelson Mandela sucedió a De Klerk en 1994, al imponerse en las primeras elecciones multirraciales de la historia sudafricana y cerrar así el círculo de una transición modélica.